Foto: ROSS para Las Llaves del Ático
Cuando hablamos de Amor, a nuestras neuronas llega un estímulo de AMOR, en rojo y mayúsculas que enciende nuestros corazones, satura y descentra nuestras mentes y hace que nuestras acciones vuelvan a un estado de febril adolescencia.
Pero ¿cuánto esperamos del Amor? A veces, no es más que un cuento, una fantasía que construimos en nuestra cabeza, creyendo que nuestra pareja cumplirá en su mayor medida todas nuestras expectativas.
¿Cuántos mitos habitan en la idea del amor romántico?
Empecemos por entender a qué se refiere este vocablo griego. Comúnmente se entiende mito como narración o relato. Los mitos ayudaron al ser humano a comprender la fenomenología natural y darle una dimensión trascendente y espiritual que pasaba de mente a mente en forma simbólica, sugerente y de emotivo relato. "Mythos" se entendía como el opuesto a "logos" que significaba razón. Como el mito no es racional, no servía para explicar la realidad pero era útil. Su utilidad se escribía a través del personaje creado extraordinariamente, para servir de modelo para la vida social de los comunes mortales. Normalmente el mito es ejemplar y explicativo de la sucesión original de determinados hechos y, sobre todo, ayuda a entender los conflictos humanos.
El mito existe en todas las culturas, otorgando a la sociedad modelos de conducta y valores que ayudan a hacer frente a los conflictos humanos. Así, ha estado asociado a la experiencia de lo trascendental para experimentar con intensidad otra realidad a la que poder "escapar".
El mito también cumpliría la función de socializador y, como tal, cambiará con las culturas y los cambios socio-políticos que se vayan dando a lo largo del tiempo.
Con todo ello, vamos a ocuparnos del mito del amor cortés que expresa la necesidad de un ideal romántico. Vamos a enumerar algunas de sus características vigentes hoy en día, que configuran nuestras estructuras afectivas, y que tantos desencantos generan entre los enamorados: