
El objetivo de cualquier ser humano al que peguntes: "Y tú ¿qué quieres?", probablemente te responda con un: "Yo quiero ser feliz". Esta podría ser la motivación básica del ser humano. El cómo se consigue, ya es otra cosa.
La felicidad la basamos en no enfermar, ni envejecer, ni perder... Sentimos felicidad cuando conseguimos un trabajo que nos gusta, cuando actuamos de forma creativa, cuando amamos y nos aman, cuando ganamos dinero, tenemos éxito, pareja, hijos, reconocimientos, aprobación, poder... todo aquello que sea una fuente de placer y no de displacer, será felicidad.
Así, la felicidad se convierte en el sentimiento generado por el objetivo externo que nos lleva a obtener todo lo que deseamos y nos gusta y que elimina lo que nos disgusta.
De este modo, deseamos todo. Cuando no lo logramos, cuando lo perdemos o lo conseguimos pero no del modo que deseamos -resultando insuficiente-, sufrimos una gran sensación de insatisfacción porque se termina el deseo.
Sabemos que todo es imposible pero deseamos que no sea así y nos afligimos cuando lo vivimos.