Hola a todos. Hoy os paso el último artículo publicado el día 17 de agosto en El Mundo donde he colaborado. Por lo visto, ha resultado interesante a los lectores y ha tenido más de 100 comentarios. A ver qué os parece a vosotros.
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2013/08/16/noticias/1376656924.html
SEXUALIDAD
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Relaciones de pareja
¿Está preparado para una infidelidad de su pareja?
Una pareja pasea por Madrid. | Gonzalo Arroyo
Además
Ha llenado sinfines de debates en libros, películas y obras de arte
desde que el mundo es mundo. E incluso todavía hoy, nos preguntamos si
en eso de la infidelidad, lo son más ellos o ellas. Pero a pesar de los
datos y las cifras publicadas cada año, el eterno debate sigue, y
seguirá estando presente. Tal como relata a ELMUNDO.es la psicóloga Rosa
Collado Carrascosa, especialista en sexología y psicoterapia
integradora del centro madrileño de psicología Álava Reyes,
a principios de los años 90, diferentes estudios realizados en Estados
Unidos y publicados en algunas de las revistas científicas más famosas
recogían que el 37% de los hombres casados y el 29% de las mujeres
casadas eran infieles.
En nuestro país, y según la última encuesta del CIS (2008), sobre actitudes y prácticas sexuales, el 20% de los españoles, tanto hombres como mujeres, ha tenido alguna relación sexual con alguien diferente a su pareja. Otras encuestas más recientes, apunta la especialista, como la que realizó la empresa Sondea a principios de 2012 aseguraba que un tercio de las parejas ha sido infiel alguna vez en su vida, siendo los datos casi idénticos para hombres y mujeres. Además, según este estudio, si tuvieran la total seguridad que sus parejas nunca lo supieran, el 50% de los hombres y el 40% de las mujeres serían infieles. En general, "las estadísticas cuentan que el 60% de los hombres y el 40% de las mujeres son infieles", mantiene Collado.
Perdonar o no una traición, asegura esta especialista en psicología, dependerá de la persona y del tipo de relación que exista. "En el caso de las personas que deciden perdonar -pero no olvidar- la infidelidad suele ser un arma arrojadiza, muy frecuente en las discusiones, que puede desgastar todavía más la relación".
Así, una infidelidad suele ser un intento disfuncional para estabilizar la pareja y confesarlo puede favorecer la posibilidad de arreglar los problemas y forzar cambios positivos. Desde luego, asevera, confesar o no, ambos, presentan riesgos. Eso sí, "si se engañó por amor, es decir, si se está comprometido en una relación extramatrimonial apasionada, que no tiene fin a la vista y que parece más fuerte que la oficial, es bastante improbable que el matrimonio o el noviazgo puedan sobrevivir", afirma.
Existen diferentes motivos que llevan finalmente a asumir los riesgos de confesar una traición, según enumera Collado: culpabilidad y no poder vivir con la carga que supone para uno mismo el haber fallado a la pareja; por miedo a ser descubierto; o por poner las cartas sobre la mesa y hacer así patente una dificultad constante dentro de la relación y que ese momento crítico sirva como un punto cero para iniciar la superación de la crisis. Otro motivo es para poder ponerse en situación de víctima frente a la pareja y así manipularla emocionalmente para que nos vea como persona merecedora de ayuda por la falta de autocontrol y así obtener el perdón y el apoyo para no repetirlo -sin asumir el compromiso de la fidelidad-.
Otras veces, "el sentimiento de sentirse traicionado destruye la confianza y la seguridad que se sentía hacia la pareja, produciendo un aumento de sentimientos de tristeza, hostilidad, inseguridad personal, desconfianza y ansiedad, que llevan al ofendido a buscar en cualquier sitio comprobaciones de la infidelidad finalizada. Hacen además, que el traicionado se compare constantemente con el supuesto amante en detrimento de su propia valía, y puede generar actos violentos, de control del otro, o de despecho -incluso una infidelidad por el lastimado-", mantiene. Cuando esto ocurre la consecuencia más frecuente es la separación o el alejamiento de la pareja.
También es muy importante, analizar los motivos por los que se puede sentir infelicidad en la relación, abandonar el papel de víctima y asumir el porcentaje de responsabilidad que corresponda- "generalmente, pensamos que la persona infiel es la única culpable y, sin embargo, la infidelidad es el resultado de la crisis de una pareja"-. Se debe también reflexionar sobre aquellas razones de la relación todavía sólidas y valorar hasta qué punto por un 'affaire' transitorio merece la pena perder lo conseguido con la pareja a lo largo del tiempo.
En definitiva, volver a recuperar tu autoestima y saber que de cara a futuras relaciones, sólo podemos decidir por nosotros mismos. "Sólo podemos decidir nuestra fidelidad y no la del otro". Lo máximo que puedes hacer, insiste, es cuidar la relación haciéndolo lo mejor que sabes y ahí radica tu responsabilidad. Lo que haga la otra persona solo depende de ella. Por tanto, lo importante, y lo mejor para uno mismo de cara a nuevas y futuras relaciones, según concluye Collado, es precisamente “dejar de preocuparse por esto”.
En nuestro país, y según la última encuesta del CIS (2008), sobre actitudes y prácticas sexuales, el 20% de los españoles, tanto hombres como mujeres, ha tenido alguna relación sexual con alguien diferente a su pareja. Otras encuestas más recientes, apunta la especialista, como la que realizó la empresa Sondea a principios de 2012 aseguraba que un tercio de las parejas ha sido infiel alguna vez en su vida, siendo los datos casi idénticos para hombres y mujeres. Además, según este estudio, si tuvieran la total seguridad que sus parejas nunca lo supieran, el 50% de los hombres y el 40% de las mujeres serían infieles. En general, "las estadísticas cuentan que el 60% de los hombres y el 40% de las mujeres son infieles", mantiene Collado.
Perdonar o no perdonar
Pero esto no es cuestión de cifras y datos, sino de algo que va mucho más allá: ¿Estamos preparados para soportar una infidelidad? O visto de otro modo, ¿está el ser humano dispuesto a perdonar para siempre?Perdonar o no una traición, asegura esta especialista en psicología, dependerá de la persona y del tipo de relación que exista. "En el caso de las personas que deciden perdonar -pero no olvidar- la infidelidad suele ser un arma arrojadiza, muy frecuente en las discusiones, que puede desgastar todavía más la relación".
Así, una infidelidad suele ser un intento disfuncional para estabilizar la pareja y confesarlo puede favorecer la posibilidad de arreglar los problemas y forzar cambios positivos. Desde luego, asevera, confesar o no, ambos, presentan riesgos. Eso sí, "si se engañó por amor, es decir, si se está comprometido en una relación extramatrimonial apasionada, que no tiene fin a la vista y que parece más fuerte que la oficial, es bastante improbable que el matrimonio o el noviazgo puedan sobrevivir", afirma.
Existen diferentes motivos que llevan finalmente a asumir los riesgos de confesar una traición, según enumera Collado: culpabilidad y no poder vivir con la carga que supone para uno mismo el haber fallado a la pareja; por miedo a ser descubierto; o por poner las cartas sobre la mesa y hacer así patente una dificultad constante dentro de la relación y que ese momento crítico sirva como un punto cero para iniciar la superación de la crisis. Otro motivo es para poder ponerse en situación de víctima frente a la pareja y así manipularla emocionalmente para que nos vea como persona merecedora de ayuda por la falta de autocontrol y así obtener el perdón y el apoyo para no repetirlo -sin asumir el compromiso de la fidelidad-.
Otras veces, "el sentimiento de sentirse traicionado destruye la confianza y la seguridad que se sentía hacia la pareja, produciendo un aumento de sentimientos de tristeza, hostilidad, inseguridad personal, desconfianza y ansiedad, que llevan al ofendido a buscar en cualquier sitio comprobaciones de la infidelidad finalizada. Hacen además, que el traicionado se compare constantemente con el supuesto amante en detrimento de su propia valía, y puede generar actos violentos, de control del otro, o de despecho -incluso una infidelidad por el lastimado-", mantiene. Cuando esto ocurre la consecuencia más frecuente es la separación o el alejamiento de la pareja.
¿Cómo enfrentarse a ella?
- Cuando se quiere luchar aún por la relación
También es muy importante, analizar los motivos por los que se puede sentir infelicidad en la relación, abandonar el papel de víctima y asumir el porcentaje de responsabilidad que corresponda- "generalmente, pensamos que la persona infiel es la única culpable y, sin embargo, la infidelidad es el resultado de la crisis de una pareja"-. Se debe también reflexionar sobre aquellas razones de la relación todavía sólidas y valorar hasta qué punto por un 'affaire' transitorio merece la pena perder lo conseguido con la pareja a lo largo del tiempo.
- Cuando se decide romper la relación
En definitiva, volver a recuperar tu autoestima y saber que de cara a futuras relaciones, sólo podemos decidir por nosotros mismos. "Sólo podemos decidir nuestra fidelidad y no la del otro". Lo máximo que puedes hacer, insiste, es cuidar la relación haciéndolo lo mejor que sabes y ahí radica tu responsabilidad. Lo que haga la otra persona solo depende de ella. Por tanto, lo importante, y lo mejor para uno mismo de cara a nuevas y futuras relaciones, según concluye Collado, es precisamente “dejar de preocuparse por esto”.
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