¿Qué ocurre cuando nos invade la tensión emocional? ¿No tienes tiempo para nada? ¿Estás teniendo problemas para conciliar el sueño y no es a causa del calor? ¿Las preocupaciones te consumen la energía que necesitas para hacer frente a tu día a día?
Si a la mayoría de las preguntas has respondido con un sí, reconócelo...¡Estás estresado!
Si a la mayoría de las preguntas has respondido con un sí, reconócelo...¡Estás estresado!
Pero ¿Qué significa estar estresado?
El estrés es una activación del sistema nerviosos y de determinadas hormonas que generan una subida de adrenalina, que produce unos cambios físicos que preparan a la persona para reaccionar de manera eficaz y rápida ante una situación determinada (desde un peligro físico real, a un examen, un viaje, un proyecto laboral con fecha límite, un divorcio...), generando la sensación de tensión emocional.
El estrés es una activación del sistema nerviosos y de determinadas hormonas que generan una subida de adrenalina, que produce unos cambios físicos que preparan a la persona para reaccionar de manera eficaz y rápida ante una situación determinada (desde un peligro físico real, a un examen, un viaje, un proyecto laboral con fecha límite, un divorcio...), generando la sensación de tensión emocional.
La respuesta al estrés, cuando es funcional, es la mejor forma para actuar bajo presión. Si es extrema, puede generar otros problemas. Un poco de estrés ayuda a mantener la atención y estar preparado para hacer frente a cualquier reto. Hay situaciones de estrés momentáneas que, una vez superadas, vuelven el cuerpo a su posición natural y la posibilidad de hacer frente de nuevo a otro estímulo estresor o pueden ser situaciones de menor estrés pero perdurables en el tiempo y que ocasionen dificultades -al estar el sistema nervioso en una tensión continua liberando hormonas durante un periodo largo de tiempo-.
Este proceso puede agotar las reservas personales hasta el punto de sentirse uno cansado y agotado, debilitándose el sistema inmunológico y ocasionando otros problemas.
Este proceso puede agotar las reservas personales hasta el punto de sentirse uno cansado y agotado, debilitándose el sistema inmunológico y ocasionando otros problemas.
Cuando existen situaciones extremadamente intensas, perdurables en el tiempo, problemas que afrontamos solos... son ejemplos de situaciones que pueden generar esa sobrecarga de estrés.
Algunas personas tiene problemas de ansiedad que causan reacciones extremas de estrés, convirtiendo pequeñas dificultades en crisis. La tensión, el enfado, la preocupación en exceso y con frecuencia lleva a sufrir ansiedad.
Algunas personas tiene problemas de ansiedad que causan reacciones extremas de estrés, convirtiendo pequeñas dificultades en crisis. La tensión, el enfado, la preocupación en exceso y con frecuencia lleva a sufrir ansiedad.
- Ansiedad o crisis de angustia.
- Confusión, tensión, prisas.
- Irritabilidad e irascibilidad.
- Melancolía, tristeza o depresión
- Problemas físicos y dolores difusos
- Reacciones alérgicas
- Cualquier acción realizada en exceso
Todas estas emociones pueden ser diferentes para cada persona. Algunas cuando se sienten estresadas se enfadan y pagan su mal humor con los demás. Otras se encierran en sí mismas y eligen conductas de evitación o excesivo control, como una forma de salir por la tangente y no expresar su estado emocional directamente. En muchas ocasiones se somatiza y es más fácil que nuestro sistema inmunológico se debilite y suframos un riesgo mayor a contraer algún tipo de enfermedad.
¡Todo por una sobrecarga de estrés!
¿Cómo podemos mantener el autocontrol en las situaciones estresantes?
Como cualquier práctica, para que sea efectiva, es necesario utilizarla con cierta regularidad. Si solo se utilizan las técnicas de autocontrol cuando estamos bajo presión, será más complejo utilizarlas en momentos donde la intensidad del estrés sea muy potente porque no estamos familiarizados con la técnica y la frecuencia de uso ha sido pobre, lo que hace que no tengamos integrado el aprendizaje para que resulte efectivo cuando la tensión aumenta.
Es importante tener en cuenta varios puntos:
- Elige reducir la carga de actividades propuestas para el día. Si tu agenda está a tope, dale carpetazo y prioriza. Cárgate, sin pensar, la mitad de las tareas y no te obligues con el famoso "tengo que hacer..."
- Objetiviza. A más te armes de realidad y más consciente seas de tus limitaciones, mejor. El perfeccionismo solo genera presión y una demanda exigente hacia uno mismo y hacia los demás, aunque no funcionen como nosotros. Pide ayuda si la necesitas.
- Descansa. Duerme el tiempo que necesites para que el cuerpo esté relajado y la mente tranquila. Los cambios radicales en los ciclos de sueño, descompensan y acaban agotando.
- Las técnicas de relajación como aliado. ¿Tienes estrés? Relájate. Aprender técnicas de control de la activación física, tiene muchos beneficios. Algo tan sencillo como es la respiración profunda es una gran ayuda. La meditación, el yoga..
- Promueve el placer. Asegúrate de disfrutar de cada tarea que emprendes. Elige entre tus prioridades aquellas actividades que te generen placer y sensación de calma. Saborear un café y sentir el aire fresco de la mañana, pasear con tu perro, jugar con tu gato, leer ese libro que te tiene totalmente abducido, darte un baño con sales aromáticas, cocinar algo nuevo y estimulante, hacer ejercicio...
- Cuida tu cuerpo. Un poco de deporte ligero y regular ayuda a desestresarse. Si te pasas con las actividades deportivas, pueden convertirse en conductas compulsivas y contribuir al aumento de la sensación de estrés. Come sano y despacio, para que tu cuerpo funcione de forma óptima. Deja de lado el alcohol o cualquier otro tipo de sustancia, que parece que alivia la tensión emocional, porque la realidad es que si acabas dependiendo de ellas te generarán más estrés ya que impiden la capacidad de tu cuerpo para recuperarse de forma natural. Además, a la larga llegan más problemas -consecuencia de este tipo de consumo- que tendrás que acabar lidiando y que generan mucho más estrés y mal rollo para ti y tu entorno inmediato.
- Higieniza tu mente. Los pensamientos influyen directamente en tus sentimientos. Si tu actitud ante la vida, tus expectativas y tus percepciones dejan la objetividad a un lado, tus pensamientos se distorsionaran y acabarás viendo "la copa medio vacía" -en el mejor de los casos-. Objetivizar significa atender a las evidencias. Se práctico y eliminarás mucha basura mental. Una dosis de optimismo ante las dificultades no viene nada mal.
- Simplifica tu vida. Resuelve los problemas simplificándolos. Evitarlos o darles mil vueltas, solo harán que baje la percepción de control sobre la situación, lo que aumentará tu percepción subjetiva de estrés. Observa con calma, analiza tus opciones y da los pasos necesarios para resolver la situación de la forma menos dramática posible. Ve de los problemas más pequeños a los más complejos y confía en ti para darles solución.
- Resiliencia para todos. Desarrolla tu capacidad para adaptarte a las situaciones difíciles manteniendo bajo control cualquier alteración anímica. Potencia la capacidad para sobreponerte al dolor emocional o a los contratiempos de la vida, centrándote en tus capacidades, valores y atributos positivos y dejando a un lado las debilidades. A más equilibrio emocional, mejor soporte de la presión.
- Aprende a reconocer tus limitaciones. No te obligues a conseguir las cosas que quieres ya. Date tiempo para ir dando pasos y avanzar de forma continuada hacia tu meta. Cuando te veas limitado, pide ayuda o busca consejo. Probablemente nuevas ideas pongan en funcionamiento tus capacidades cognitivas y resolutivas desde otro punto de vista, aumentando tu flexibilidad ante los problemas.
- Controla tus impulsos. Cuenta hasta cuarenta -si te hace falta- o hasta tres mil, antes de estallar. La impulsividad par la resolución de problemas solo lleva a más problemas y esto aumentará tu estrés, sintiéndote desbordado y poco hábil para manejar la situación.
- Piensa en los cambios como los retos dinámicos que movilizan tu vida y dales normalidad. Un reto es una oportunidad para aprender y mejorar habilidades. Una situación difícil no es un desastre o algo horrible, sino una circunstancia momentánea. Un poco de estrés te ayuda a mantenerte activo y te motiva a que mantengas una acción positiva que te ayude a conseguir tus metas.
- Cree en ti mismo. Pase lo que pase...
"El hombre se descubre cuando se mide con un obstáculo"
Antoine de Saint-Exupery
Muchísimas gracias Rosa por la publicación.
ResponderEliminarAcabo de leerla y parece escrita especialmente para mi.
Un abrazo.
Juana
. COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
ResponderEliminarEN LA CONDUCCION DIARIA
Cada señalización luminosa es un acto de conciencia
Ejemplo:
Ceder el paso a un peatón.
Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.
Poner un intermitente
Cada vez que cedes el paso a un peatón
o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.
Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.
Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.
Atentamente:
Joaquin Gorreta 55 años