LA PERSONALIDAD OBSESIVA

¿Conoces a a alguien excesivamente perfeccionista, meticuloso? ¿Alguien que pierde tiempo en un montón de detalles sin importancia y que se siente fatal si no deja concluida una tarea? ¿Conoces a alguien que sabe que un exceso de cuidado en determinadas cosas es innecesario y, aún así, no puede dejar de hacerlo? ¿Conoces a alguien extenuante con el orden, la limpieza o la repetición de manías que no son comprendidas en su entorno inmediato?
Entonces, es que conoces a alguien con un trastorno de tipo obsesivo compulsivo. Una personalidad de este tipo "necesita" tener las cosas en su sitio. El orden externo ayuda a que se sientan ordenados por dentro, aunque a veces, necesitan un tiempo enorme para lograrlo con sus cosas propias.
Este tipo de personalidad tiene tendencia a elaborar listas de todo tipo. Planifican y organizan de todo en un papel, hasta el punto de perderse innecesariamente en en este tipo de actividades, eliminando gran parte de su tiempo.
Esta conducta, extremadamente analítica, encierra una gran inseguridad de fondo. Aunque se pretenda controlar el futuro con mucha antelación, como un modo de evitar problemas, está claro que hay una parte de la experiencia que no podemos manejar. Si es así, y a estas personas se les cambia el plan, lo llevan realmente con sufrimiento y falta de adaptación a la situación debido a este superávit de rigidez y control.
Aquel que se anime a improvisar o modificar los planes realizados por el obsesivo -con tiempo suficiente para que no sean cambiados- se arriesga a un buen enfado, ya que estas personas (aunque podrían ver esa modificación como algo favorable) suelen cumplir, son de palabra y mantienen sus planes aunque surjan inconvenientes.
Hay un exceso de adaptación a las normas sociales imperantes y a todo aquello que se considera "educado" o "lo que debe ser". Se convencen a sí mismos de hacer lo correcto y, de este modo, no pueden ser juzgados por los demás.
Si alguien a su lado infringe algún pequeño formalismo, se sienten profundamente afectados y avergonzados y personalizan la situación responsabilizándose del suceso.
La personalidad obsesiva tiene una tendencia a la responsabilidad. En principio podría verse como un valor favorable, aunque, al ser exagerado, termina por agobiar. Se exige mucho en las tareas que se le encomiendan. Por este mismo motivo, no delegan ya que su miedo es que otros no lo hagan tan bien como ellos.  Por ello, explican- una y otra vez- los procedimientos sistemáticos que ellos mismos emplean para que sean repetidos por los demás y del mismo modo. De ahí su preferencia a hacer las cosas ellos o supervisar lo de los demás minuciosamente, lo que les consume su maravilloso tiempo. 
Son grandes trabajadores y aumentan su tiempo laboral por no dejar cosas a medias, ya que les produce mucho desasosiego.
Tienen tendencia a culparse de muchas cosas, incluso de aquellas que no les corresponden. 
Tienen dificultades a la hora de tomar decisiones porque temen caer en un error, lo que les lleva a postergar las soluciones y enzarzarse en los temas que les preocupan, de forma infinita y sin saber qué hacer. Además, en caso de decidirse, automáticamente creen haberse equivocado y surge en ellos, de nuevo, la inseguridad y la culpa.
Son buenos en todo lo que implique responsabilidad pero tienen baja iniciativa o capacidad de resolución novedosa.
Su personalidad les lleva a ser personas de confianza. Son éticos y con unos valores morales muy marcados (rectitud, inflexibilidad e intolerancia). Son incapaces de engañar a otros.
En ocasiones pueden parecer distantes, severos o poco afectuosos,  por su marcada tendencia a la exigencia con ellos mismos y con las personas que les rodean, aunque suelen ser muy sensibles para lo afectivo con las personas significativas para ellos. Suelen querer mucho pero expresarlo poco y su tendencia con los hijos, en caso de tenerlos, es exigente con las tareas a realizar y sobreprotector con el resto de cosas.
Su tendencia es a tener pocos amigos, a ser cuidadosos con sus gastos exigiéndose el ahorro y la previsión como filosofía de vida. Piensan con tendencia a lo negativo y encuentran muchos fallos y peros.
Este tipo de trastorno de la personalidad se presenta muchas veces dentro de un patrón familiar. El modo en que se educa a los hijos influye en este trastorno. Padres que ven peligros por doquier, que prohíben y sobreprotegen y no permiten asumir ningún riesgo o toman decisiones por los hijos en cosas irrelevantes, eliminando la parte de autonomía que puedan conseguir estos en la práctica de decidir en lo cotidiano, llegando de adulto a sentir un gran temor en tomar decisiones, manejar situaciones imprevistas, o manejarse con inseguridad e indecisión, preguntando constantemente lo que tienen que hacer, con lo que estos rasgos obsesivos también se incorporan a su personalidad obsesiva.
Un padre excesivamente exigente o severo, hará que el hijo intente hacer todo lo posible por agradarle para obtener su cariño y aprobación, que normalmente no llega. El hijo, en este caso, interpreta que no le quieren y se esfuerza por hacerlo mejor. Hace todo lo que "debe" hasta convertirse en un ser  meticuloso, perfeccionista e hiperrresponsable. Así, "aprueba" el modelo recibido y progresivamente convierte su personalidad en obsesiva, aumentando su inseguridad y baja autoestima. Así, se va transmitiendo por generaciones.
Esta personalidad es la más favorable al desarrollo de una depresión debido al pesimismo, la dificultad de adaptación al cambio, la falta de flexibilidad ante los imprevistos, con pocas diversiones, su hipersensibilidad afectiva, la tensión sufrida en el manejo de sus responsabilidades, la inseguridad de fondo...
Con frecuencia este tipo de personalidad puede terminar en un trastorno obsesivo-compulsivo, donde existe mucha ansiedad, obsesiones y compulsiones.
Las obsesiones son ideas o pensamientos (también imágenes) absurdas que acuden a la mente de forma involuntaria y sin poder librarse de las mismas. El contenido obsesivo suele ser desagradable, molesto o generar mucho miedo: presentir una enfermedad, desgracia, accidente, pensar dañar a un ser querido, querer suicidarse, practicar sexo, contenido religioso... Todo ello produce una mezcla de miedo y desprecio hacia sí mismos, aunque es injustificado porque no significa que vayan a hacerlo, más bien, al contrario.
De todos modos, aunque la obsesión sea menos dramática, suele ser tortuosa para quien las sufre.
Cuando la ansiedad que produce la obsesión no puede liberarse, aparece la compulsión que no es más que conductas de repetición que se usan como solución para intentar eliminar las obsesiones. El problema es que tienen el efecto opuesto y las obsesiones se aumentan y mantienen a través de las compulsiones, dificultándose el dejar de realizarlas, a pesar de saber que son absurdas o exageradas.
Ejemplo: el obsesivo que cree contaminarse por tocar cualquier cosa, recurrirá a la compulsión de lavarse las manos diez, cien o mil veces al día.
A modo de resumen, os dejo las principales características de la personalidad obsesiva:
- Meticulosidad.
- Perfeccionismo.
- Escrupulosidad.
- Atención al detalle.
- Orden excesivo.
- Exceso en la planificación.
- Pesimismo.
- Poca flexibilidad para adaptarse a lo nuevo.
- Hiperadaptación social.
- Autocrítica.
- Responsabilidad extrema.
- Tendencia a la omnipotencia y dificultad para delegar.
- Austeridad.
- Intolerancia.
- Autoexigencia alta.
- Analítica exhaustiva.
- Inseguridad.
- Tendencia a la corrección en el trato y a ser percibido como frío.

¿Cómo puede una persona afrontar la ansiedad? Puedes intentar lo que hizo este tipo. Se preocupaba tanto que decidió contratar a alguien para que se preocupara por él. Encontró a un hombre que aceptó por un sueldo de 200.000 dólares al año. Tras aceptar el trabajo, la primera pregunta que le hizo a su jefe fue: "¿De dónde vas a sacar 200.000 dólares al año?" Y éste le contestó: "Esa es ahora tu preocupación". 

Max Lucado.