miércoles, 26 de septiembre de 2012

¿Eres orgulloso?



¿Quién no se ha encontrado en su vida, en alguna ocasión, alguna persona que siempre tiene la razón aún sin tenerla? ¿Quién no se ha encontrado en alguna ocasión a una persona que defiende a ultranza las causas más nobles? (subjetivas claro...) ¿Quién no se ha encontrado en alguna ocasión a una persona que en ningún caso se rebajaría y pediría perdón o ayuda?
Nos encontramos ante personas orgullosas. El orgulloso es aquel que tiene un alto concepto de sí mismo y confía en todo lo que hace porque está seguro que puede hacerlo todo bien y que pocos pueden superarle (con ciertos tintes de soberbia en este caso).


El orgulloso que confía en sí mismo por las cosas que realizó adecuadamente, es un orgulloso sano. Pero cuando ese hecho positivo se manifiesta en exceso, puede limitar a una persona y pararla a que intente cosas nuevas.
En muchas ocasiones el orgulloso tiene una postura definida y la defiende a capa y espada, sin posibilidad para revisar o corregir incluso aquello que no tenga una base objetiva. Defiende utopías para no personalizar sus fracasos.
El orgulloso no escucha, en una conversación solo habla él y minimiza las aportaciones que los demás hacen porque descarta cualquier sugerencia ya que él no la ha pensado inicialmente. Es el primero en todo, en pasar, en hablar, en ubicarse... al mismo tiempo que trata de hacerse ver y decir lo que tiene que decir porque es lo mejor. Se siente imprescindible y desconfía de los demás. Los que estén a su lado se sentirán poco independientes y creativos, siendo dirigidas sus ideas en función de la conveniencia del orgulloso y de sus ideas rígidas.
Su entorno es perfecto en todo. Se identifica con todo lo que tiene, siendo esto lo mejor y en cualquier comparación siempre gana. Esto es causa de que la persona orgullosa vive pendiente de las apariencias y necesita sentirse en el primer lugar, para justificar plenamente su orgullo.
Cuando el orgullo se muestra en soberbia... el orgulloso:
  • se rebela ante la obediencia y genera conflictos
  • es autoritario al mandar como forma de manifestar lo que es
  • envidia los valores de otros pero no los refuerza directamente en los demás
  • genera la mayoría de los momentos de malhumor en la convivencia familiar
  • es precipitante de la mayoría de los enfados, incluyendo los que son contrarios a uno mismo
  • no aceptan los errores porque siempre los cometen los demás
  • no piden perdón porque las faltas las hacen los otros contra él

¿Cómo cambiar este rasgo de personalidad?

Cuando una persona desea verdaderamente ser diferente, tendrá que afrontar la realidad. Las cosas no serán como él desea y habrá que reconocer los merecimientos de los demás y los suyos propios. Para poder empezar a cambiar necesitará:
  • Ser sincero consigo mismo. Evalúate y analízate.
  • Tener voluntad de cambio para reconocer el excesivo amor propio.
  • Bajar de la nube y olvidar los delirios de grandeza y poderío, los cuales no existieron o lo hicieron de forma espontánea.
  • Aceptar las críticas y afrontar los fracasos, pensando y sabiendo que no todos somos perfectos, que solemos cometer errores y que estos errores forman parte del aprendizaje de la persona y nos ayudan a equivocarnos menos.
  • Aprender a pedir perdón como forma indispensable en la relación con los demás, potenciando que las cosas cambien y bajando el enfado.
  • Reconocer las causas propias de enfado y ver porqué no puede aceptar su error, evaluando si le compensa esa tensa situación.
  • Escuchar activamente a los demás aunque opinen y piensen o sientan de forma diferente y sin juzgarlos.


Una frase para terminar:

"El mal genio es lo que nos mete en líos. El orgullo es lo que nos mantiene en ellos" .
Neil Simon


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