Se acabaron los días en que te acuestas tarde y te levantas tarde o te levantas pronto para irte a hacer deporte porque tienes todo el día para descansar, e incluso, para cansarte de descansar, para hacer todo lo que quieres incluso para no hacer nada y saber que tienes todo el día para ponerlo en práctica. Y así, un día tras otro vas alargando los plácidos momentos de ocio. Despejando tu mente de las tensiones del año, haciendo lo que más te gusta o cualquier cosa.
Y llega la tormenta del verano poniéndole hora a ese fin vacacional y pensando que porqué cuando eras pequeño el tiempo pasaba mucho más lento...
La vida sigue e irremediablemente tu vuelta al trabajo y tu rutina habitual. Ello hace que uno experimente un cierto desánimo que, si bien es hasta
cierto punto lógico y normal, puede llegar a derivar en el llamado
síndrome de la depresión post-vacacional si no se sabe controlar.
La vuelta a la
rutina puede provocar síntomas tanto físicos como psicológicos. Normalmente, cuando el síndrome postvacacional -también llamado
prelaboral- se manifiesta físicamente, no es más que una somatización de
un malestar psíquico. Cansancio, falta de apetito y
concentración, somnolencia o insomnio, taquicardia y dolores musculares
son algunos de los síntomas de este mal. En el aspecto psicológico, el
síndrome postvacacional provoca irritabilidad, ansiedad,
tristeza, pasotismo y una profunda sensación de vacío.
Es cierto que las vacaciones son estupendas pero no hay que olvidar que son una parte más del año. A veces, realizamos expectativas sobre ellas que magnificamos y que cuando se acaban, generan una frustración enorme y mucha pereza y desmotivación por continuar con nuestras rutinas laborales. Las vacaciones son nuestro premio a un año laboral intenso pero en ningún caso son la solución a las tensiones o conflictos que se generan en el área laboral. Hay que aprender a disfrutar del día a día y cada momento, también mientras trabajas puede ser excepcional. Disfruta lo que haces y las vacaciones no se convertirán en la salvación a tus frustraciones. No esperes a las vacaciones para potenciar tus momentos y estados felices.
Acepta la caducidad de tu periodo vacacional. Carga las pilas durante ese tiempo y vuelve a tu vida habitual con optimismo y ganas por seguir funcionando. Te las merecías, pero no todos los premios son eternos.
Si eres de los que les cuesta volver tras unas vacaciones larguísimas, partir los días que tienes te ayudará a que te queden vacaciones en la recámara y eso deje un espacio a la motivación por no haberlas utilizado completamente -al mismo tiempo que rompes con la pereza que pueda generar el exceso de ocio-. Planear nuevos viajes o proyectos con amigos o tu pareja o solo para esos días, puede hacer del retorno laboral algo más llevadero y reforzar la vuelta con nuevas ilusiones y más fuerza interior.
Volver unos días antes también te ayudará a que pongas en orden tus cosas, a que revises el correo del trabajo -por si hay algo importante para que no te pille desconectado-, a que te relajes un poco y salgas con menos estrés a la jornada laboral y que, sobre todo, puedas romper con las rutinas establecidas y volver a las que eran habituales y previas al período vacacional (como dejar la siesta, acostarse más temprano, levantarse antes, volver a los hábitos de alimentación: el aperitivo, las cervecitas,...).
Se suele recomendar iniciar la jornada un jueves, donde puedes adaptarte al trabajo de forma progresiva sin la necesidad de angustiarte con una interminable semana de trabajo extenuante por delante que puede empeorar tu estado de ánimo.
Padecer el síndrome postvacacional no significa que se padezca una
depresión real. Simplemente son un conjunto de síntomas que se activan
ante una situación que no nos satisface, como una reacción normal, que
no se puede considerar patológica y a la que nos adaptamos en un período entre una o dos semanas como mucho.
Así, que si tus vacaciones han sido maravillosas, siempre perdurarán en tu recuerdo y cualquier experiencia que hayas vivido, puede convertirse en una graciosa nota de humor a comentar con tus compañeros de trabajo, haciendo que los buenos recuerdos, el humor y las risas hagan de la vuelta a la rutina algo positivo con lo que volver a empezar.
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