"Tomando un café, Nico le explicaba a su amigo su situación: "Llego cada noche a casa. Abro la puerta y allí está Malena sonriente. Tengo un hijo que es la alegría de la casa... Me han ascendido y voy a tope. La vida me sonríe y yo tengo la sensación de estar corriendo en una carrera de obstáculos. Es como si no estuviese pleno. Estoy con la necesidad de conseguir más. Me doy cuenta que hago tantos planes de futuro que soy incapaz de disfrutar el presente. No me conformo con lo que ya he conseguido. La vida se me pasa y es como si se me escapase de las manos. Los proyectos exitosos se pasan rápido y no los saboreo, sigo pensando en el siguiente. Es como si todo lo que he construido, no encajase. Me veo dentro de una rueda de la que no se salir. No me siento satisfecho pero no se qué haría si no estuviese aquí."
Gracias al sistema socio-económico en el que estamos inmersos, nos sumimos en una especie de esclavitud que provoca insatisfacción. El camino está determinado, es exigente y competitivo. Gira en torno al poder, el dinero y el éxito.
Por un lado, el insatisfecho tiene un punto positivo que es el de empujarse a la acción, a asumir nuevos retos, motivarse para conseguir objetivos ambiciosos y superarse. Esta insatisfacción bien canalizada puede ser una fuente de ideas y un motor para su realización. La satisfacción personal es la base de un buen nivel de autoestima.
Pero, por otro lado, esa rueda se convierte en un torbellino que arrastra las ilusiones llegando a pasar la insatisfacción vital a la laboral y a otros aspectos de la experiencia de las personas. El problema es que no importa cuánto hayan conseguido ya que no pueden disfrutar las alegrías del éxito. Siempre les faltará algo, pues siguen pensando en el camino que queda por hacer y no en el realizado.
Este mundo de estrés y deseos constantes lleva a que la persona se queje, se deprima y se sienta airado y quejoso con su entorno y con uno mismo. El insatisfecho crónico ya no espera nada del futuro porque cree que todo seguirá igual y esta rueda no parará.
Se habla mucho del riesgo que desarrollan los que ponen excesiva atención en los éxitos materiales, dejando de lado sus sentimientos y deseos más profundos. Son los insatisfechos permanentes y los son, por algo que desconocen, llegando a desconocer incluso sus propias limitaciones.
Hay que equilibrar la distancia existente entre ilusiones y aspiraciones ya que, a menudo, son desproporcionadas respecto a las propias posibilidades y, en la realidad, suelen frustrarse una y otra vez. Objetivos exageradamente exigentes olvidan que la realidad impone sus leyes.
Alfonso Aguiló publicó en Hacer Familia nº 63, V. las causas de la insatisfacción en "Sentimientos de insatisfacción":
- Proviene de una dinámica de consumo poco moderado. El afán de poseer y disfrutar cada día de más cosas sólo se aplaca fugazmente con su logro y se ve como inmediatamente se presentan nuevas insatisfacciones ante tantas otras cosas que aún no se poseen.
- Si se profundiza en el interior y, aunque cueste reconocerlo, se descubren muchas cosas que les hace sentirse a disgusto consigo mismas. Justificaciones del tipo: "lo hace todo el mundo", "se trata de una pequeña concesión excepcional", "no hago daño a nadie"... parecen encubrir cualquier claudicación. No hay nada más ingrato que convivir con uno mismo cuando uno es un ser mezquino.
- Puede ocurrir debido a algún sentimiento de inferioridad.
- Por la incapacidad para lograr dominarse a uno mismo, como sucede por esas personas que son arrolladas por sus propios impulsos de cólera o agresividad, por la baja moderación en la comida o bebida, compras... y una vez recobran el control, sienten un profundo rechazo por sí mismas.
- Las manías son una fuente de sentimientos de insatisfacción. Si se deja que arraiguen pueden fijarse y con el tiempo extenderse y multiplicarse.
- Las personas que viven dominadas por sentimientos de soledad, de los que suele costar bastante salir, unas veces por una actitud orgullosa que les impide afrontar el aislamiento que padecen y, otras, porque no saben dónde acudir para ampliar su círculo de amistades o les falta talento para relacionarse.
- Exceso de vida social por su superficialidad que también encubre una soledad mal resuelta, o porque los contactos son interesados, por fama y éxito que reciben excesiva adulación...
Es cierto que pueden haber otras muchas causas de la insatisfacción crónica, aunque lo importante aquí es rescatar su origen para revertirlo.
El origen lo buscamos no en lo que tenemos o lo que nos falta sino en las expectativas, lo que definimos como ideal. La expectativa se asocia al sufrimiento, porque sufrimos por lo que esperamos que nos pase y que, si no llega, habrá que superar. Así, superar un ideal es un camino posible para disfrutar.
Conocernos, aceptarnos tal cual somos, y valorarnos por haber elegido el esfuerzo que ese objetivo o camino implican, es un buen inicio para desmontar la insatisfacción.
Si descubrimos qué hay detrás de cada insatisfacción, tenemos una posibilidad de crecer y aprender. Si además disfrutamos ese aprendizaje, podremos considerarnos felices y estar agradecidos con la vida. Con todo lo que parece pequeño pero que son las grandes cosas de la vida.
Haz un repaso diario de las cosas buenas que ya tienes y deja de lado tu tendencia a la melancolía, la inquietud, la angustia existencial, los miedos al vacío y a la soledad... y siéntete afortunado por tu vida. Carpe Diem.
"No desear nada o desearlo todo, son garantías de la infelicidad.
Dos imposibles que nunca encontrarán satisfacción".
"Haz un repaso diario de las cosas buenas que ya tienes y deja de lado tu tendencia a la melancolía, la inquietud, la angustia existencial, los miedos al vacío y a la soledad... y siéntete afortunado por tu vida". Carpe Diem.
ResponderEliminarLo copio literal. Esto es más o menos lo que me digo desde hace unos casi ya 3 años :Día a día. Mi vida familiar y personal dio un giro tan radical que decidí ir así, día a día por la vida y valorar cada pequeña cosa que me ocurre. Me siento mejor así.
Hola Juana! Claro, porque cuando decides vivir la vida permitiendo que cada pequeño momento te aporte algo maravilloso, tu vida cambia. A veces, incluso en los peores momentos, algo te sonríe y tú sabes que puedes dar un giro radical al dolor, si, en lugar de enfocarte en él, lo cambias. Por eso te sientes mejor. Es un trabajo personal muy gratificante. Me alegro mucho por ti. Sigue así. Un abrazo.
EliminarRosa,
EliminarSabes que muchas personas me dicen eso de: "porque cuando decides vivir la vida permitiendo que cada pequeño momento te aporte maravilloso, tu vida cambia"
Y cuando oigo esto, me suena a una parabola de telenovela y quiero preguntar más al respecto y obtengo una cara larga con silencio como respuesta.
Que no logro entender?
Emilio
Hola Emilio. Esperar que cada momento de tu vida sea maravilloso resulta un tanto idealizado. La vida tiene matices. Unos más agrios y otros más dulces. La cuestión no es tanto el cómo vivo mi vida en una nube de color rosa sino cómo vivo mi vida queriendo vivir de forma consciente, sin fantasear con que todo lo que me ocurre irremediablemente sea maravilloso. Yo creo que esto también es irreal. Aunque, ciertamente, si se pregunta mucho a otra persona que simplifica su vida, probablemente, te encuentres con pocas ganas de responder por su parte. Preguntar excesivamente, a parte de mostrar una curiosidad natural, también te mantiene mucho en el mundo de las ideas y, tal vez, poco en el mundo de la acción. El que pregunta en exceso transmite cierta insatisfacción a veces solo por preguntar muchos por qué o por qué yo no. Intenta buscar las respuestas en otro sitio. Después relativiza y optimiza tu funcionamiento de forma que no pierdas tu poder de elección. Que es una cuestión de actitud... está claro. Tú eliges, sin autoengaños. No son necesarios.
EliminarSaludos.
Muchas gracias Rosa por tus ánimos y apoyo. Y un consejo a quien le pueda ayudar: (aunque no me gusta ni suelo darlos)hay que reírse de uno mismo. La vida hay que tomársela con un poquito de humor. Por suerte me paso muchas horas al día con dos compañeras de trabajo con las que me resulta muy fácil reír aún en los peores momentos. Casi siempre procuramos ver el lado irónico o divertido y esto nos ayuda a seguir adelante. Un abrazo enorme.
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