Tú que estabas tan feliz en esa relación que prometía tanto... Un día como otro cualquiera, con el mismo sol, la misma temperatura y el mismo viento. Un día más de tu vida se convierte en un día destacado. De los que te sientan en la silla y te asusta moverte demasiado.
De repente lo ves en sus ojos. Ya no te quiere. Y decide irse con su mar de emociones y su maleta de ilusiones a otro puerto más nuevo con otras prestaciones.
Y te quedas ahí sin poder tragarte el café -que se te hace bola- porque decirte que se va, a las nueve de la mañana, para darte más tiempo a recuperarte durante el fin de semana y que sea menos duro el lunes laboral., te deja sin aire. Y se te queda esa cara cuneiforme y ese corazón arrugado como una pasa que tardará en hidratar.
¡Ya está! Se ha terminado. Ya no te quiere. Algo ha cambiado. No importa quién haya detrás. Se ha terminado.
Pasas de amar a dudar y a sufrir ese dolor intenso del vacío del nunca jamás. Todos los fotogramas pasan por tu cabeza y el dolor se hace aliado de tu fantasía. Esa persona perfecta a tus ojos ya no volverá a estar. Lo bueno era maravilloso y lo malo tampoco fue tan mal. Cada nota musical que encerraba mensajes cómplices, cada libro dedicado, cada foto del pasado que vibra aún en tu cuerpo, agotado ya por el peso del recuerdo.
Sales a la calle y todo te recuerda a esa persona... ¿Porqué ellos sí y yo no? Qué injusta es la vida... Yo tenía una existencia feliz...
Y te encierras en tu propia negatividad que te vestirá de luto y cerrará las puertas de la alegría y tu mundo será cambiante e incierto y te hartarás de escuchar que en el mundo hay millones de personas, que hay otra persona maravillosa esperándote, que seguro que hay alguien mejor, que no sabe lo que se pierde y no sé cuántos topicazos esperanzadores más que tienes que sumar a tu lista de pensamientos imposibles. Por que será verdad pero no será la persona que quiero y eso... lo cambia todo.
Sin esa persona parece que uno entra en ese mundo gris de la indiferencia.
A veces aparecen tus amigos, tus familiares, tu vecino con esa nota de color que intenta suavizar el humeante día mientras te dedicas a hacer costura con los trocitos de ti, autoflagelándote, compadeciéndote, negando la realidad, fantaseando esa pareja idealizada que vendrá a sacarnos del agujero...
Y sale el dolor y la rabia y el enfado con el mundo. Y el mundo se arma de paciencia y comprensión, recogiendo los vómitos verbales y los momentos envenenados de tristeza.
Y entras en el camino que te lleva a superar lo que creías que te arrastraría al fondo del pozo. Pero no. No eres la única persona que ha pasado por ahí. Ni siquiera es la primera vez ,aunque otras se han olvidado, y está sigue sintiéndose en cada latido de vena.
El tiempo del desamor en el que piensas que no se puede salir de esta. Y te sorprendes de nuevo de tu capacidad de soportar dolor y sufrimiento. Y te sorprendes a ti mismo de tu capacidad para reponerte dándote cuenta cada día, al despertar, que aún no estás muerto.
La buena noticia: de esto se sale. La otra noticia, sin categoría: no sabes cuándo.
La pena de no sentirte amado te ahoga, pero empiezas a nadar -con esfuerzo- para salir de ese mar emocional denso y pesado de la soledad.
La mente te engaña y te lleva al pasado y apuñala tu estómago recordándote lo duro que es que no te quiera. Pero que si te quiso ¿podría volver a quererte?...
Nada, nada... Hay que salir de ese remolino. Se atisba la orilla a estribor.
Pensar en lo perdido no te ayuda para más que para elaborar tu realidad. Aquello que has aprendido de ti y de tu relación afectiva. Aquello en lo que has crecido, a lo que te has enfrentado, lo que has superado, lo que has pedido, ayudado, admirado y reído.
Quizá el futuro te depare otra persona con la que aprendas muchas más cosas. Porque la vida sigue y sigue la posibilidad de crecer y evolucionar como personas y, de hacerlo, tengas la oportunidad de compartirlo con alguien de nuevo o tal vez no.
Coses los pedazos de autoestima, los recuerdos, las alegrías y desdichas y te construyes un práctico bote salvavidas que, aunque pequeño, te ayudará a tomar el control de tu vida.
Te acercas cada vez más a la orilla. Tu felicidad no depende de quién tienes al lado sino de quién tienes en tu interior.
¿Ya sabes cubrir tus carencias? ¿Eres tu propio Robinson Crusoe?
Recuperarte es un arte que parte de ti. Las heridas se van cerrando y es más fácil salir adelante. Cada día llorado es un pulso al pasado. Cada día llorado ha limpiado la herida y cicatrizado el dolor. Y te obligas, cada día, a hacer aquello que no te apetece y sigues nadando.
Con esfuerzo y tesón llegaste a la orilla y te embarcaste en nuevas actividades. Descubriste de nuevo el cine, te interesaste por el arte, curioseaste en cursos y clases y aprendiste lo que tenías pendiente, haciendo de todo lo nuevo tu disciplina para ser un poco más feliz. Decidiste de nuevo jugar con la vida y la vida te acompañó... divertida, para apoyarte en esa lista de cosas que escribiste para recuperar tu ánimo. Aunque, a veces, el dolor tire de ti hacia bajo, lo que tú haces te lleva a subir y avanzar. Sabes que cuesta y es un esfuerzo. Vale la pena el resultado.
Ahora estás construyendo una nueva etapa en tu vida y puede que esa persona, de un modo u otro, continúe estando en ella. No te exijas la perfección. Permítete fallar, llorar, equivocarte, asaltarte con pensamientos automáticos que te sumerjan de nuevo en el doloroso pasado... acepta la persona sensible que eres y que no necesita tenerlo todo bajo control como un autómata.
Sigue apostando por ti. Lo hiciste en momentos muy duros. No pierdas la confianza en ti mismo y haz lo posible por vivir tu presente. Si un día, parece que todo se da la vuelta, sigue. Inténtalo de nuevo. Pon un punto y aparte y vuelve a empezar. Se paciente contigo. Los bajones te harán pensar que no has avanzado pero mira todo lo que has crecido gracias a esta experiencia de desamor.
Lo has conseguido. Y te levantas con energía. Y hoy te has sorprendido, riéndote a carcajadas como hacía tiempo que no reías. Y esa canción, aún te emociona pero ya no desgarra tu interior. Te vas recuperando poco a poco. Te repones rápido. Aceptas y sigues nadando.
No tienes que demostrar que lo has superado. No hay que hacer aquello que hará pensar a otros que el pasado es pasado. Que ya no le necesitamos... Esto también te ancla al pasado. Esa persona decidió salir de tu vida, no la incluyas ahora tú. Si das importancia a tu obstáculo, te autoengañarás en tu proceso de recuperación. Porque ya no necesitas pensar lo que quieres que piense, que todo va bien sin esa persona.
En tu presente y tu futuro hay otras puertas abiertas. Cierra la del pasado. Agradece el camino realizado y mira lo que hay tras esas nuevas posibilidades. Tú vas a cicatrizar tus heridas sin depender de nadie. El remedio contra el dolor lo tienes tú.
Ya eres libre. Aceptas la realidad tal y como es. Has pasado tu duelo y te has dado cuenta que eres humano. Barajas la posibilidad de nuevas oportunidades pero sabes que no hay vacuna que garantice la inmunidad del futuro emocional, asegurando felicidad absoluta.
Pero ese sentimiento de libertad, de nuevo te da plenitud. Has crecido. Has madurado. Has descubierto tu potencial emocional y tu fuerza interior. Te has hecho grande. Has amado y ese sentimiento te aporta confianza y valor. Te has dado cuenta que encontrarte de cara con lo que sientes, cuando tú no lo has decidido, te ha hecho descubrir un mundo nuevo de posibilidades que, tal vez, de otro modo no habría sido posible identificar y con ello experimentar y crecer.
Inicias otra etapa en tu vida y tú tienes aquello que necesitas para lograr tus propósitos: libertad.
Toda poderosa libertad…
toda poderosa alma libre.
Ser libre,
camina conmigo,
a través de los campos dorados…
encantadores,
bellísimos.
Lamentamos nuestros pecados…
pero, estamos uniendo nuestro propio…
destino,
bajo mi rostro…
débil…
me sigue.
Bajo mi cara…
mi sonrisa,
incluso tengo…
miedo,
bajo mi rostro sigo…
esperando.
toda poderosa alma libre.
Ser libre,
camina conmigo,
a través de los campos dorados…
encantadores,
bellísimos.
Lamentamos nuestros pecados…
pero, estamos uniendo nuestro propio…
destino,
bajo mi rostro…
débil…
me sigue.
Bajo mi cara…
mi sonrisa,
incluso tengo…
miedo,
bajo mi rostro sigo…
esperando.
Corre conmigo ahora… soldado de Roma,
corre y juega en campo de caballos…
Todopoderosa libertad…
todopoderosa alma libre.
Ser libre.
Ser libre…
imaginar.
Descansa en paz con el pasado…
es hermosa esta tierra,
es encantadora,
nadie puede creer…
hasta que punto he venido solo.
Para estar con…
mi familia.
Debería haber estado allí con ellos…
cuando se estrello el mundo,
pero ahora acabo todo conmigo.
Nuca olvidare,
como me sentí en ese momento,
libre.
Ser libre…
imaginar.
Descansa en paz con el pasado…
es hermosa esta tierra,
es encantadora,
nadie puede creer…
hasta que punto he venido solo.
Para estar con…
mi familia.
Debería haber estado allí con ellos…
cuando se estrello el mundo,
pero ahora acabo todo conmigo.
Nuca olvidare,
como me sentí en ese momento,
libre.
"Now are free" (Gradiator)
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