martes, 25 de marzo de 2014

MEMORIAS DE UNA PSICOTERAPIA 3: La experiencia de Juana

Me recuerdo días y días decidiendo a quién recurrir para que me ayudara. Estaba tan mal que sabía que por mucho que le contara a alguna amiga cómo me sentía, sabía que necesitaba la ayuda profesional de alguien, pero ¿de quién?  Pensé en Mª Jesús Álava. Hacía varios años que de vez en cuando la oía en la radio y le envié un correo electrónico para que me recomendara algún libro para padres en relación a cómo empezar a hablar sobre sexualidad con los hijos, el mío era aún pequeño pero quería leer algo sobre eso. Me contestó rápidamente recomendándome un par de libros.
Así que una tarde decidí buscar en internet  su nombre y apareció el Gabinete de Mª Jesús Álava y llamé. Dejé mi nombre y mi teléfono y al día siguiente me llamó personalmente Mª Jesús y ahí empecé a sentirme “querida”, después de hacerme algunas preguntas me dijo que Rosa Collado me atendería. Puede parecer una tontería pero para mí esa llamada, su voz tranquilizadora, fue muy importante.
Y llegó la primera sesión. Importantísima para mí también. Me senté en la sala de espera, muy nerviosa
y ver a Rosa venir a recibirme, abrazarme y sentir tanto cariño ya hizo que me tranquilizara y me dijera a mi misma que había hecho bien. Estaba tan mal, no sabía qué quería hacer con mi vida o si lo sabía pero me daba tanto miedo tomar decisiones…. Sólo recuerdo que lloré mucho y a Rosa, hablándome, tranquilizándome, dejándome llorar, animándome, en silencio….. La sesión se me hizo cortísima.
Llevaba más de 20 años con mi marido en aquel momento. Un hijo de 15 años, muchos momentos buenos y otros muchos malos y una separación de 9 meses. Tras esa separación temporal y una vuelta a casa sin condiciones por mi parte, nada volvió a ser como antes y la convivencia cada día era peor.
Ya no sabía quién era yo, por quién hacía las cosas, quien decidía por mí, pero si sabía que no me sentía querida, que era muy infeliz y no quería eso ni para él, ni para mí ni para nuestro hijo.
Rosa me ayudó a decidir qué camino quería seguir y ella estaría a mi lado apoyándome, tomara la decisión que tomara. Y decidí que quería separarme.

Esta decisión no fue fácil tomarla, aunque lo difícil vino después. Rosa me ayudó a darme cuenta de mi responsabilidad en todo aquello que ocurría en mi vida, que no sirve decir lo mal que lo hacen los demás, o lo que me hacen los demás, yo también “me hago”. Descubrí con mucho dolor que si seguía así lo que albergaría sería rencor y el día que me di cuenta de eso, en casa, lloré muchísimo.  Me descubrió que yo puedo cambiar mi vida desde dentro de mí, que la vida tiene cosas buenas, malas, regulares, pero que así es y que tengo recursos para poder gestionar mejor las cosas para que no me duelan. Al menos esto es lo que yo creo. Me acompañó pasito a pasito.  Tenía tantos miedos… y cómo decírselo a mi hijo era mi mayor preocupación. Rosa me ayudó a prepararme  para cuando llegara ese momento. Me ayudó a confiar en mí y a poner límites donde debía ponerlos y a hacer o decir lo que quería decir realmente y no lo que los demás quieren escuchar o esperan de mí. Que tenía que quererme y me ayudó a recuperar mi autoestima. Lloré mucho pero también me reí en muchas de las sesiones. Al principio una a la semana, luego cada dos y así después de unos 4 meses llegó mi separación. De esto hace ya tres años y medio. Me divorcié y no he dejado el contacto con Rosa, sigo necesitando su apoyo, ese refuerzo que puede ser simplemente un e-mail de tarde en tarde, pero sé que si la necesito, y la sigo necesitando a veces, Rosa está siempre ahí dispuesta a ayudarme. Creo sinceramente que no estaría como estoy hoy si Rosa no hubiera entrado en mi vida. Probablemente me hubiera separado, pero estoy convencida de que no lo hubiera hecho bien. Mis amigas, de broma, me dicen que quieren “una Rosa” en sus vidas. Yo agradezco a la vida que haya puesto a Rosa en la mía. Así que yo recomiendo a quien se sienta perdido o necesite ayuda, que no tenga miedo o prejuicios. Ir a una psicoterapia es lo mejor que hice, me ayudó a afrontar mucho mejor la separación y me ayuda a afrontar la vida e intentar ser feliz y a hacer más felices a los que me rodean: familia, amigos, compañeros de trabajo,… 
Juana

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