Ayer una amiga me invitó a asistir al preestreno de la película Inside Out en Madrid, en colaboración con el Colegio de Psicólogos. Esta película producida por PIXAR y distribuida por Disney se desarrolla en la mente de una niña, Riley, donde cinco emociones básicas dirigen su vida en el transcurso de su día a día.
Este film, idea original de Pete Docter -quien comenzó a desarrollarlo después de notar cambios en la personalidad de su hija a medida que iba creciendo- fue consultada, por los productores del mismo, a multitud de psicólogos y neurólogos, investigando a cerca del funcionamiento de la mente y de las emociones para el desarrollo de la historia de la película. A través de diversos enfoques, la psicología explora conceptos como la percepción, la atención, la motivación, la emoción, el funcionamiento del cerebro, la inteligencia, el pensamiento, la personalidad, las relaciones personales, la conciencia y la inconsciencia. A través de métodos empíricos cuantitativos de investigación, la psicología analiza el comportamiento.
La idea es transmitir que las relaciones interpersonales guían las emociones.
La historia se narra a través de la mente (o cuartel general) de la niña llamada Riley,
donde conviven cinco emociones que influyen en sus acciones y recuerdos a través de un panel central de mandos. Cada recuerdo generado se transforma en una esfera coloreada según la emoción vivida (amarillo para Alegría, azul para Tristeza, rojo para Enfado, verde para Asco y violeta para Miedo). Cuando Riley duerme, Alegría, la líder de las emociones, envía las esferas de recuerdos acumuladas del día a la memoria a largo plazo (también llamada inactiva o secundaria, donde se almacenan recuerdos en un tiempo entre días a décadas, sin límite de capacidad en el almacén de recuerdos temporales. Los recuerdos almacenados aquí son susceptibles de desvanecerse en el proceso natural del olvido y el mantenimiento de esos recuerdos por un periodo prolongado, dependerá del grado de profundidad con que se haya procesado la información, así, como de las repetidas recuperaciones recordadas que se hagan de ese material).
En la película los recuerdos más importantes son los esenciales, activan cinco islas que son los reflejos de las áreas importantes de la personalidad de Riley.
La historia conecta con el público ¿quién no ha compartido emociones como la alegría, tristeza, asco, miedo o enfado? Desde los ojos de una niña, nos ponemos en su piel descubriendo que inicialmente las emociones son básicas y poco operativas ya que cada vez que una toma el control, anula todas las demás.
La película refleja la adaptación emocional del ser humano a una situación estresante y de cambio como lo vive la protagonista y cómo en la medida en que la niña se expone a la experiencia, sus emociones van cambiando y se van haciendo cada vez más complejas, entendiendo el significado de las que menos nos gusta sentir (Tristeza) y el papel adaptativo que tiene en el desarrollo psicológico de las personas.
Hay un guiño al paso de vivir desde la emotividad de la infancia a la emotividad de la pubertad, donde se va transformando lo importante, dando paso a la ruptura de lo interno para reconstruirlo en algo más grande con nuevas parcelas de personalidad y una consola de control de emociones gigante.
Desde mi personal punto de vista y a nivel más social, la película sigue reflejando la importancia de la estructura familiar tradicional (creo que en la educación de la empatía y la inteligencia emocional, puede valer cualquier estructura familiar) y continua manteniendo la diferencia educativa de los roles de género en la expresión emocional y el manejo de la iniciativa para hacer frente a las emociones en la interacción familiar. Sirva de crítica constructiva ya que el enfoque es creativo y acerca al modo en que podemos atender las emociones de otros. Ya sería demasiado pedir que ambos géneros fueran menos diferenciados a la hora de manejar su propia inteligencia emocional con otros. Mero reflejo de la educación recibida.
La inteligencia emocional es una habilidad. Como es una habilidad, se puede aprender y enseñar. De poco nos sirve educar en la inteligencia intelectual si no desarrollamos la capacidad de conocer, aprender y gestionar nuestras emociones. Con el conocimiento de tí mismo desarrollas el conocimiento de las emociones de los demás. Emociones como la alegría, la tristeza o el miedo forman parte de cualquier proceso de enseñanza y aprendizaje. Del mismo modo la resiliencia, la empatía o la escucha activa serán los procesos que se aprenden para ayudarnos en la gestión y resolución de los conflictos.
Esperemos que aunque lentamente, se produzca el cambio con las nuevas generaciones.
A modo de conclusión, Inside Out, aparece como una película interesante para compartir con los más pequeños. Podrás utilizar el encanto de sus personajes y el reflejo cómico de sus sensibilidades para acercarte a ellos y hablar de sus emociones.
Y ¿por qué no? Acercarte a los más mayores para tocar las suyas con sensibilidad.
"Cuanto más abiertos estemos a nuestros propios sentimientos, mejor podremos leer los de los demás".
Daniel Goleman.
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