¡Hola a todos!
Os dejo un artículo de la revista MujerHoy para el que colaboré con la periodista Elena Castelló. El tema trata de cómo reconocer una verdadera crisis de pareja.
Espero que os guste.
¿Es lo nuestro (de verdad) una crisis definitiva?
Una larga convivencia en pareja es un constante medirse con la realidad y sus frustraciones. Los conflictos son muchos, pero ¿cómo saber cuándo es el fin y cuándo todavía es posible reavivar la llama?
Angelina Jolie y Brad Pitt, pocas semanas antes del anuncio de su divorcio. Getty
Elena Castelló
Madrid
¿Por qué nos conmueve tanto el divorcio de Brad Pitt y Angelina Jolie,
una más de esas "noticias bomba" procedentes de un mundo que hemos
hecho nuestro pero que, en realidad, no tiene nada que ver con nosotros?
Ciertamente, no sabemos nada de los verdaderos Angelina y Brad, de su
relación de puertas adentro, de las razones que les hicieron enamorarse y
de las que les han llevado a romper.
Pero, como todo lo que ocurre en ese mundo artificial de la
imagen pública, su relación juega el papel de un mito moderno: el del
amor perfecto y apasionado entre dos seres perfectos y apasionados. A
nuestros ojos, lo tienen todo y la ruptura nos parece inconcebible.
Ese
mundo de luces funciona como una representación de nuestro imaginario
social: si ellos han roto, ¿qué debería hacer yo? "No podemos hacer de
nuestra relación una especie de Frankenstein de retales de otras parejas
que nos gustaría tener -apunta la psicóloga Pilar Cebrián, autora de
"Te quiero, luego insisto" (Planeta)-. Lo que hay que plantearse es si
nuestra pareja tiene lo que nosotros queríamos que tuviera, no lo que
tienen otros, algo que, al fin y al cabo, es una imagen, no la
realidad".
Ninguna relación es "como al principio". Tras el enamoramiento, llegan los conflictos.
Las relaciones son singulares. El famoso "cada pareja es un mundo"
es, probablemente, uno de los dichos populares más certeros. Nada de lo
que hace una pareja tiene por qué servir de modelo para otra. Cada una
puede tener sus propios acuerdos mientras sean consentidos entre dos
personas adultas. No existe un retrato tipo de la pareja con éxito y de
la pareja que fracasa. Solo existe el mito: el del amor romántico. Pero,
a pesar de su omnipresencia en nuestra cultura, nada tiene que ver con
nuestras vidas.
"Los medios de comunicación venden una
forma de convivencia en la que se prima mucho la parte romántica y
emocional y esto lleva inevitablemente a muchas frustraciones, porque
deseamos que la otra persona sea un reflejo de lo que nosotros queremos,
y la realidad es que cada persona es como es", reflexiona Rosa Collado,
psicóloga experta en terapia de pareja.
"No existen esas
ganas de desnudar a tu pareja en el ascensor, cuando pasa un tiempo, a
no ser que lleves cuatro copas encima -asegura por su parte Pilar
Cebrián-. Si encima estás viendo una de esas escenas de película sentado
en tu sofá, con tu pareja, y ni siquiera os estáis cogiendo de la mano,
la sensación de frustración y de mediocridad, sintiendo que deberías
alcanzar eso, puede resultar enorme. Pero la realidad es otra cosa
diferente, y esas imágenes la distorsionan. En la realidad existe algo
que en la ficción no se ve: las circunstancias. Es un error pensar que
una relación se mantiene intacta al momento en que empezó. Después del
enamoramiento, que dura entre seis meses y un año, aparecen las
familias, el dinero, el estrés del trabajo, los niños... que son, todos
ellos, fuentes de conflicto esenciales".
Entonces, ¿qué
se supone que debemos esperar de nuestra pareja? ¿Cómo sabemos si
nuestra relación ha llegado a un punto de no retorno? Las broncas constantes, la infidelidad, los apuros económicos,
los desacuerdos a la hora de educar a los hijos, el cansancio de la
convivencia, las crisis de la madurez: ¿son razones juntas o por
separado para romper una pareja? ¿O una ruptura llega con un impulso,
como una gota que colma un vaso? Según una pequeña encuesta realizada
por la agencia de contactos eDarling, el 55,3% de los solteros atribuyó
su última ruptura a que "no le veía futuro a la relación"; un 25%
"sentía que su pareja no le prestaba suficiente atención" y casi un 20%
mencionaba la infidelidad.
Pero ¿qué significa "no verle
futuro a la relación"? "Yo creo que es la ausencia de ir en una misma
dirección -afirma la psicóloga Rosa Collado-. La sensación de que no se
quiere lo mismo, de no entenderse, y el hecho de no sentirse apoyado ni
querido. Esa es una de las quejas que más se plantean en las terapia de
pareja. Normalmente, las personas acuden porque las discusiones
frecuentes hacen insoportable la convivencia, o se vuelven muy agresivas
y se plantean que han llegado al límite. Pero, sobre todo, por una
cuestión básica de no sentirse reconocidos".
Sentirse en
zapatillas: así define, por su parte, la coach Pilar Cebrián ese algo
que nos hace estar a gusto con una pareja. "Es nuestro refugio. La
distancia empieza cuando no se tienen deseos en común, o, incluso, se
pierden las ganas de arreglar esa distancia. Prolongado en el tiempo,
ese desencuentro se empieza a convertir en hábito y ahí empieza una
brecha que se acaba convirtiendo en toda una trinchera. Los hábitos
resultan difíciles de modificar", explica.
Cinco señales de alarma a tener en cuenta
- Ironizar y magnificar los defectos de la otra persona, ver mucho más lo negativo que lo positivo.
- Las diferencias se convierten en discusiones cada vez más fuertes.
- Empezamos a descalificar al otro, a desvalorizarle.
- Perdemos la empatía, la capacidad de ponernos en el lugar del otro.
- Empezamos a pensar que el otro es el problema, en lugar de vernos a nosotros mismos como una fuente para poder resolverlo.
Altas expectativas
Según
Cebrián, a menudo el problema en la marcha positiva o negativa de una
pareja no son las circunstancias, sino las exigencias actuales de
hombres y mujeres respecto de lo que "debe" tener una pareja. El espejo
de Brangelina, de nuevo, arroja un reflejo que no se corresponde con la
realidad.
"Por lo que nos muestran las redes sociales,
por ejemplo, tendemos a pensar que el abanico para posibles relaciones
se ha ampliado, pero eso nos hace, al contrario de lo que pudiéramos
pensar, más exigentes y maniáticos -explica la psicóloga-. Debemos
analizar el tipo de personas en las que nos estamos convirtiendo:
queremos ser supermujeres, super-trabajadoras, supersociales... y ese
objetivo deja de lado, quizá, elementos que sí harían posible una vida
en pareja. En realidad, una relación estable resulta más fácil de
conseguir, si le quitamos artificios".
Pero nos hemos
convencido de que necesitamos muchas cosas para poder vivir: un buen
trabajo, un buen coche, una buena casa, unos niños competitivos y
bilingües, viajes, mucho sexo, regalos, celebraciones románticas... Ese
"nivel Hollywood" de exigencia no resiste comparaciones con la realidad.
"Eso nos hace sentir muchas más carencias sigue Cebrián. El nivel de
frustración con nuestra pareja aumenta y nos lleva a confundir las
frustraciones personales y las de pareja".
Convivir en el silencio
Sin embargo, hay algo mucho más insidioso que la falta de "fuegos artificiales" y que, a menudo, convive con ellos: la ausencia de comunicación. Esa es una de las señales más claras de crisis en una pareja.
El ocio común o los refuerzos positivos empiezan a reducirse muchísimo, y la intimidad entre ambos desaparece.
"Aparte
de las discusiones constantes o frecuentes, o las faltas de respeto, un
síntoma claro es cuando las dos personas empiezan a buscarse poco para
hablar y para resolver situaciones, y en cambio solo se acercan el uno
al otro para generar problemas explica Rosa Collado. De esta forma, el
ocio común o los refuerzos positivos, como el consuelo o las caricias,
empiezan a reducirse muchísimo, y la intimidad entre ambos desaparece.
Ese es un indicador de que la pareja está en una situación muy peligrosa
y corre un riesgo fuerte de ruptura. Por eso, creo que, más que de
motivos concretos, es importante hablar de habilidades de comunicación y
escucha, de habilidades emocionales para manejar una convivencia a
largo plazo, de habilidades afectivas, de comunicación, de negociación,
de empatía. Son herramientas que deben estar presentes para solucionar
momentos de crisis. Si no se ponen en marcha, una crisis se puede
convertir en algo grave. Esas habilidades permiten que uno vea al otro
como parte de un equipo y no como un enemigo a batir. Nos olvidamos de
que dos personas diferentes, aunque tengan muchos puntos en común y se
quieran, necesitan ajustar sus diferencias para convivir".
En resumen: amor y respeto resultan esenciales,
pero peligran si nos falta la habilidad para comunicarnos
adecuadamente. El amor evoluciona; la capacidad para entenderse se
entrena.
¿Viva la rutina?
Hay
otros elementos que tienen mala prensa en una relación de pareja y que,
sin embargo, hay que aprender a aceptar. Por ejemplo, la rutina. "Es
totalmente necesaria, y hay que acostumbrarse a ella en su justa medida,
porque significa tranquilidad y estabilidad explica Pilar Cebrián.
Todos necesitamos costumbres, saber qué va a pasar en nuestra relación,
poder llamar a nuestra pareja sin problemas, hacer planes o estar dos
horas sin hablar. Lo que no es sano es vivir en un tiovivo emocional".
Otro
elemento que en ocasiones se considera motivo de ruptura y no lo es son
los desacuerdos, por radicales que parezcan. "Los conflictos son el
motor que conforma el cambio, una forma de reciclar la relación de
pareja. Si no hay conflictos es porque en realidad no hay comunicación.
Las diferencias, lejos de suponer un elemento de ruptura, pueden ayudar a
que la relación crezca".
Nuevos recursos
Pero
también hay signos de madurez en el universo de la convivencia. Y algo
que ha cambiado para bien en los últimos años es la opción de acudir a
un psicólogo de pareja. "Se habla con más naturalidad de ello dice Pilar
Cebrián. Las parejas lo mencionan incluso en una conversación, y se
considera que es algo positivo porque demuestra que uno hace algo por
arreglar las cosas que no funcionan en su vida".
En los
últimos años, por ejemplo, se ha visto un incremento de las parejas
mayores, por encima de los 55 años, que buscan ayuda. "Muchos están
cansados de repetir modelos que no les gustan y buscan un equilibrio
mayor en su relación", apunta Rosa Collado. Generalmente son las mujeres
las que toman la iniciativa, pero poco a poco los hombres van perdiendo
el pudor. Y, tras seis meses o un año de terapia, la mayoría de las
parejas un 60%, según la experiencia en la consulta de Rosa
Collado mejoran mucho su calidad de vida. "Incluso si la ruptura es
inevitable, esa última oportunidad hace que sea más amigable y
equilibrada", dice Cebrián
http://www.mujerhoy.com/vivir/sexo-pareja/201610/06/nuestro-verdad-crisis-definitiva-angelina-jolie-bard-pitt-divorcio-20161006130419.html
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