Otro año envejecido. Consumido por los días tachados en el calendario. Unos marcados con un asterisco. Otros, camuflados tras un aspa que los pierde en el pasado segundo plano. Y otros tantos, borrados, perforados y con la tinta arrancada en un desesperado intento por hacerlos desaparecer. Y solo algunos, envueltos en un fino hilo de regalo, con esa señal especial que te hace sonreír de nuevo al observar su trazo.
Otro año de velocidad tortuosa. Otro año que, con el volar de cada mes, te movió de tu sitio hasta conseguir quitártelo para quedarte, de nuevo, en este estado anti gravitatorio de la nada.
Un año reflexivo, por necesidad. Al que intentaste hablar, buscando su cara amable, cuando solo te recordaba -obcecado- que la vida es experiencia y aprendizaje.
Un año que te confrontó a tu propia sombra para que mires y analices qué has hecho todos estos meses, cuando la oportunidad estaba en tus manos cada día.
Un año que te empujó a mirarte en el espejo. Te obligó a mirar tus comportamientos sin poder escapar de ti mismo. Lo hizo para que veas que la única salida en este habitáculo de reflejos está en ti.
Un año que te impone otro nuevo, sin dejarte parar ni aunque opongas resistencia.
Un 2018 que arrastra sueños empaquetados, magia carente de ilusionismo, ausencias soterradas y grandes compañías, por que sin espacio para ellas la vida carece de sentido.
Un año que te aboca a otro, irremediablemente. Que se despereza para despertar, sonreír y coger carrerilla, otra vez.
Un casi estrenado 2019, joven, enérgico, que quiere cambiar las limitaciones del anterior y te anima, con una fuerza vital que no esperabas. Con la suficiente confianza para seguir apostando por lo que días, meses y años atrás, soñaste. Y viene para hacerlo realidad de un modo u otro, aunque le mires con desconfianza y dudes.
Un nuevo año que te dice que la vida es cambio y que tú eres el promotor de ese movimiento. Llega audaz, susurrándote al oído que tú puedes hacer de estos doce meses un año increíble.
Se acerca para tomarte de la mano y acompañarte.
Llega para que creas en ti, porque si lo deseas, puedes.
"FELICES FIESTAS Y A POR UN INCREÍBLE 2019"
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