"La otra noche tuve un sueño extraño. Salía de mi casa a paso ligero y, perdida en mis ensoñaciones, no fui consciente de que tras de mí caminaba mi portátil, penosamente, entre las piedras del camino a la montaña. Un ¡ay! unido a un soplido intenso en forma de bipbipbip, me hizo girar sobre mis talones bruscamente.
- ¿Pero qué c... haces detrás de mí?
- No quiero quedarme solo y en casa hace frío.
- Está bien pero no me hables. He venido a desconectarme de ti y vienes a entrometerte en mi espacio virtual. Si quieres venir, al menos no te quejes.
- No tengo pies -mientras arrastraba sus esquinas en cada paso-.
A medida que entrábamos en la colina y el camino se ensanchaba, el portátil y yo seguimos el paso hasta un frondoso árbol donde me dispuse a meditar. La calma era tal, que mientras estaba sumida en mi interior, una conversación de alguien con mi portátil me hizo abrir un ojo manteniendo mi cuerpo en calma. Un gato blanco brillante con los ojos color avellana hablaba amigablemente con mi ordenador. Me hice la sueca. La conversación tenía una carga de intimidad importante. No entendía por qué se entendían estos dos, ni el para qué de su discurso.
- ¿No sabes lo que es el cibersexo? Tecleaba el portátil en su pantalla mientras se abría en semejante carcajada.
- ¡Pero qué poco mundo! - Replicaba recostado con aires de grandeza-.
- El cibersexo, según define la wikipedia, es una forma de
sexo virtual en el que dos o más personas conectadas a través de una red
informática (que yo posibilito) se mandan mensajes sexualmente explícitos que describe una
experiencia sexual. Es un tipo de juego de rol en el que los
participantes estimulan sus deseos y fantasías sexuales. La calidad de
un encuentro de sexo virtual -continua diciendo- depende generalmente de
la capacidad de los participantes para evocar una imagen vívida en las
mentes de sus compañeros. Son así mismo claves, la imaginación y la
suspensión de la incredulidad. Aquí, un ejemplo...
- ¡Eh! Esa conversación es mía. -le dije enojadamente-.
- ¡Ah! Yo solo he tenido sexo con gatos.
- ¡Ya está bien! ¡No voy a tener más conversaciones con un gato homosexual que se fía de un ordenador voyeurista en cuestiones de sexo!
Así, en el momento de pronunciar estas palabras fui absorbida fuertemente por el tronco del árbol y deslizándome por una especie de tobogán acolchado de raíces, de programas informáticos y pelos de gato, fui expulsada por el cabezal de madera de mi cama, saltando sobre el látex en un brusco despertar.
Al observar el portátil en pleno funcionamiento -tendido en éxtasis- a los pies de mi cama, vi como un parpadeante nik ojodegatoavellana me decía: "Yo... solo he tenido sexo con gatos..."
El cibersexo es la modalidad en la que la fantasía usurpa el poder, los tronos de la sensualidad de la pornografía de los roles de sexo definidos o inventados, de la posibilidad de la orgía más frenética y libidinosa al romance más tórrido o despellejado. El cibersexo es la fuente de la creatividad erótica, del encuentro de desnudos, de personajes soeces y escándalos públicos.
El cibersexo puede ser lujuria instantánea, o juego puro, y de popularidad fetiche e inanimada.
Sea como sea, a través del chat, del correo electrónico, de la mensajería instantánea, de imágenes a través de internet... suele recrearse en el aspecto visual y calienta la mente favoreciendo el onanismo o la subida de tono en una posible, aunque no necesaria, cita en un futuro real.
El sexo virtual es anónimo, caliente, solitario, explícito, rápido... en cada minuto de conexión. El cibersexo se ha globalizado, se ha masificado y se intenta en cada encuentro emular la experiencia sexual de la forma más verosímil o crear un juego de roles donde la experiencia sea inusual o impracticable en la vida real.
En ocasiones, este tipo de sexo, puede ser parte de un entramado donde los personajes suplantan a verdaderos amantes o parejas de la vida real donde cualquiera de ellos podría dar comienzo a otra historia virtual.
El cibersexo no conoce la verdadera identidad del que está al otro lado de la línea y tampoco importa demasiado. Solo se enfoca en estimular de la forma más realista una experiencia sexual. Quiere el deseo en la fantasía. No importa el quién sino el cómo.
El cibersexo tiene como ventajas la satisfacción del deseo más íntimo sin riesgos (ni embarazo, ni ETS), desarrolla la experimentación de las fantasías sexuales, puede mantener el contacto en la distancia física supliendo la presencia por la frecuencia del contacto, desarrolla la imaginación, rompe con las limitaciones físicas o sociales y rompe con el miedo o el rechazo o la vergüenza de la experiencia de la seducción piel con piel.
El cibersexo tiene como inconvenientes la intensidad extrema de las emociones que se experimentan que pueden suponer una presión a la relación de pareja, más si acaba en algún tipo de romance y se pasa al contacto físico que ya no es el tema del juego; puede ser adictivo, intentando recuperar el "chute" de sensaciones vividas; aísla en un mundo de fantasía y autoplacer si se pierde el control y como cualquier otra adicción, descentra, baja la productividad y altera otras áreas significativas del cibernauta sexual.
El cibersexo en pequeñas dosis puede llevarte a mundos de tu yo que aún no conoces. Experimentar lo diferente, a veces, puede convertirse en un juego delirante y sorprendente.
¿Te atreves a probar?
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