Quién no ha oído hablar a alguien del poco aguante que tiene su padre, su pareja o su amiga. De la mecha corta. De la rabieta que se coge por nada, que solo se puede hacer lo que dice y como lo dice. Que se pone inaguantable y estalla por nimiedades.
¿Qué pasa cuando queremos algo y no lo conseguimos o al menos no en el tiempo de plazo esperado?
¿Qué ocure cuando las expectativas se truncan y hay que seguir funcionando con un nivel generoso de rabia y frustración?
Hoy os dejo con una colaboración para el periódico ABC que se ha publicado hoy 14 de febrero.
Un tema interesante que está despertando inquietudes en adultos y curiosidades cada vez más tempranas.
¡Que paséis una feliz semana!
Las relaciones amorosas son experimentadas cada vez antes por los jóvenes españoles. En concreto, un 24% de los jóvenes ha tenido su primera pareja con solo 12 años y cerca de un tercio su primera relación sexual a los 15, según apunta un estudio de la Liga Española de la Educación, que cuenta con el apoyo del Ministerio de Sanidad. La
influencia de las nuevas tecnologías, una vez más, también tiene parte
de responsabilidad. El motivo es que actualmente los niños, cada vez a
edades más tempranas, usan internet y la mayoría dispone de móvil,
lo que favorece que accedan fácilmente a imágenes idealizadas que les
llevan a pensar que tener pareja es igual a felicidad, placer, sonrisas,
diversión... Les motiva a querer vivir cuanto antes esa parte
emocional de una relación por el mero hecho de sentir placer, alentados,
además, por el gran número de fotos erotizadas que les
llegan de su entorno, puesto que los menores envían este tipo de
imágenes por un ansia de imitar lo que ven en los adultos y con el
objetivo de conseguir más «me gusta» y crecer en autoestima. «Esta percepción irreal por falta de información les lleva a la confusión, porque el amor hay que trabajarlo y supone compromiso», puntualiza Rosa Collado, psicóloga especializada es sexología y psicoterapia integradora del Centro de Psicología Álava Reyes.
¡Hola a todos! Hoy os dejo con un tema candente y cada vez más habitual, normalizado a edades más tempranas. Esta entrevista la hice para el periódico ABC con Carlota Fominaya al frente.
Para aquellos que tenéis hijos en la edad de ser erotizados desde la más tierna infancia, este artículo puede ser de vuestro mayor interés.
¡Saludos!
Los peligros de las «lolitas» en redes sociales.
Se visten, se maquillan y posan de forma sugerente en esta y otras redes sociales cuando aún son unas niñas.
«Las niñas actualmente se hacen fotos como putas».
La frase, pronunciada hace unas semanas por el Juez de Menores Emilio
Calatayud, generó un intenso debate en los medios de comunicación. El
letrado, conocido por sus sentencias ejemplarizantes, se excusaba por la
dureza del lenguaje, para aclarar después que con esto solo «intentaba
advertir así sobre los peligros de las redes sociales para menores», una
realidad que él ve a diario en su juzgado, y con la que busca «provocar
una reacción en los padres para que protejan a los menores de sí
mismos».
Un año más que ha pasado a la velocidad de la luz. Fugaz y veloz, aunque lo suficientemente intenso como para darnos cuenta de unas cuantas cosas, interesantes. Mejor hablo por mí. Me gusta imaginar que al resto de la humanidad también le gusta tomar conciencia, aunque, tal vez sea una pura fantasía baladí y cada uno esté a lo suyo, enajenado en su propio requiebro mental. Sea como fuere, una cosa es cierta... el año finaliza para casi todos el mismo día -salvando el viaje horario transatlántico-.
Y, ya que nos viene asignado y exenta la elección, qué mejor que hacer mi propio réquiem al agonizante 2017.
Por un año gastado, impreciso y sinuoso, que se ha convertido en una puerta abierta a la curiosidad por un futuro inminente. Por un año, que ha pasado del deleite de lo conseguido, al misterio de la incertidumbre. Por un año, que disimulaba ser uno más, y va terminando con un doble looping, ocho cubano y vuelo invertido. Me gusta el 2017.
Me ha traido el disfrute de algún sueño, el trabajo en el que crezco cada día, y la intensidad de una ilusión, la de la vida, que se describe sin más en cada amanecer (y si es en el mar, mejor).
Me habría gustado pedirle más, aunque habría sido presionarle. Y bajo excesiva presión se reduce la capacidad de saber disfrutar y, ese, es un elemento imprescindible para vivir con calidad.
Por eso, sólo quiero mostrarme agradecida a esa vida que me ofreció el 2017. Una vida que me lleva más cerca de mis deseos más profundos. Una vida sencilla, que no simple, llena de dicha. Una vida vivida y otra imaginada, que revoluciona con paz, alegría y posibilidad mi mundo interior, lugar íntimo donde ocurren las mayores gestas soñadas, donde todo es posible si crees que lo es -aunque las dudas te saquen la piel a tiras- donde creer es crear y crear, manifestarte en la realidad limitadamente percibida.
Y, en la evidencia de lo declarado, intuir un atisbo del infinito sentir emocional que , ahora, parece encriptado bajo un código a descubrir.
¿Qué decirte, 2017? Sólo puedo darte las gracias por ser. Agradecerte tu tiempo, tu disponibilidad, tu red tejida de días encadenados que albergan sorpresas impensables... Gracias 2017 por hacerte posible.
¿Qué susurrarte, 2018? Sólo te pido poder bailar la música que tu predecesor puso en marcha. Darle al on y escuchar el ritmo de mi corazón, que late con cada silencio y se mueve, sólo por encontrarte, sabiendo que lo mejor está por llegar.
¡Os deseo a todos y cada uno de vosotros un apasionante 2018!
Las llaves del ático se une a las personas que forman parte de Accem que han salido a la calle para decir que #VivasNosQueremos y para rechazar juntas la violencia machista, en el 25-N, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
En lo que llevamos de 2017 (hasta el 10 de noviembre) al menos 44
mujeres han sido asesinadas en España por sus parejas y ex parejas,
según los datos de la Delegación del Gobierno para la Violencia de
Género.
Algunas fuentes, como el informe de Feminicidio.net elevan estas
cifras considerablemente y registran hasta 91 mujeres asesinadas en lo
que va de año.
Para los que tenéis la fortuna de vivir en Torrelodones y alrededores, os dejo un interesante taller impartido por excelentes profesionales.
Educar es una labor responsable y, aunque se haga con amor, muchas veces faltan los conocimientos o herramientas para afrontar situaciones novedosas del mejor modo.
Educar en la tranquilidad es una escuela de familia que no os dejará indiferentes.
Según narra la definición, se califica de normaltodo aquello que se encuentra en su medio natural. Lo que se toma como norma o regla
social, es decir, aquello que es regular y ordinario para todos. Normal
también es un término estadístico, que hace referencia al promedio
aceptado.
Lo que tienen en común las tres acepciones, es que se refieren
a algo no anormal, raro o socialmente no aceptado.
Parece ser que el ser humano es normal, siempre y cuando cumpla con la regla social establecida y regulada para todos. Reglas que nadan a sus anchas entre la insigne población de una sociedad establecida, sin que se hayan escrito de forma explícita y con el poder de controlar el comportamiento de la mayoría de sus indivíduos.
Se supone que el objetivo de la norma social es lograr una convivencia armónica.
Y yo me pregunto ¿en base a qué y a quién se pone como interesado?
Este viernes se celebra V
Jornada de Psicología y Artes Audiovisuales y Escénicas que se
celebrará en el salón de actos del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.
Será un punto de encuentro entre el mundo artístico y los diferentes ámbitos
de la psicología y aún quedan algunas pocas plazas para quien esté
interesado.
Os dejo el programa que tiene propuestas muy curiosas e incluso talleres.
El apreciado colega David Pulido, ganador de un Goya al mejor guión por "Tarde para la ira"
dará una charla por la mañana sobre "El psicólogo en la elaboración del
guión cinematográfico".
Tantas veces has escuchado el "hay que crecer", "madura", "ya crecerás y lo entenderás"... que cuando llega el momento te das cuenta de lo que se complica una frase tan corta...
Y ¿por qué se complica tanto si sé que crecer también es perder?
Porque esta es la realidad y forma parte de la vida. Y vivir, a veces, implica morir un poco y otras, morir del todo.
Encajar una pérdida no solo se refiere a la desaparición de un ser querido, si no también, a un trabajo, un proyecto, a una relación, un sueño... y, es aquí, donde aparece el duelo. El proceso psicológico necesario para crecer cuando lo que quiero se escapa y, aún así, seguir viviendo.
Si te fijas en tu vida, te darás cuenta la cantidad de veces que has dicho adiós. Sería como pasar microduelos, en ocasiones diarios, sobre elecciones y renuncias que hacemos en lo cotidiano. Has dicho adiós a tus amigos de la infancia, del instituto, de la universidad, a tus padres, a tus perros, a tus abuelos, a tus parejas, a trabajos, a compañeros, a tus ilusiones...
Es nuestra realidad, nuestra cotidianidad. Una ley de vida la de separarnos en algún momento, en algún tramo vital, en algún recuerdo... Los vínculos no son siempre tan estables y los que lo son, irrremediablemente acabarán.
¿Para qué el diálogo interno? ¿Has pensado alguna vez qué tipo de diálogo mantienes contigo mismo?
¿Sabías que el tipo de conversación con la que eliges hablarte define tu autoconcepto?
Parece un tanto esquizofrénico lo de hablarse y ser consciente al hacerlo. Se ha fomentado poco su valor positivo. Se fomenta más el parloteo y la cháchara. Y si es hacia fuera mejor. Así, dejamos poco espacio para nuestra autoobservación y llenamos ese hueco con basura mental inútil. Realmente el único beneficio es para una sociedad, que alimenta borreguitos y que tiene al ser humano entretenido en banalidades y en exigencias supérfluas, en lugar de hacer un acercamiento responsable a su propio yo.
El cómo te relacionas contigo mismo afecta a tus sentimientos y a la percepción de tí y al amor que te profesas. Ahí es donde empieza tu autoestima y tu verdadera historia de amor.
Obsérvate. Toma conciencia de ti.
¿Te criticas duramente?¿Te acusas?¿Te insultas?¿Te juzgas de forma severa y sin piedad?¿Alimentas el desprecio hacia tu persona?¿Te humillas?¿Te culpas o te haces único responsable de cualquier acontecimiento?¿Solo te centras en el error cometido?¿Te bloqueas y te limitas con "no puedos", "soy incapaz" o "eso es imposible"?¿Te sermoneas con deberías que no corresponden con lo que deseas para ti?¿No ves solución posible y te quedas en la inacción?