31.
Los primeros días de la “Cuarentena” el desasosiego interno era grande.
La atención a las constantes noticias sobre los nuevos contagios, las actuaciones de unos y otros, mejores y peores, acertadas y erróneas, qué hacer,.. qué no hacer,. …
La cabeza no paraba de trabajar buscando explicaciones, opciones, culpables, soluciones, incluso venganza…
Pero por suerte... tengo pareja.
Cuando tienes al lado alguien que te quiere, y que te ve “sufrir”...
lo más seguro es que te de un toque de atención para que vuelvas a la realidad o al menos ha sido en mi caso, de lo contrario, nos habríamos cogido de la mano y posiblemente nos habríamos hundido en la miseria criticando todo de todos, tanto lo bueno como lo malo, desquiciando a nuestros conocidos, compartiendo todo tipo de noticias sin contrastar, que solo servirían para aumentar -si cabe- la espiral de desinformación que está arrasando con todo, como un tornado, preparando el terreno para la llegada de los “carroñeros”, los que ni siquiera a toro pasado sabrán decirnos qué o cómo teníamos que haber hecho las cosas.
Afortunadamente, en nuestro caso, el toque de atención dio paso a la serenidad, la situación nos ha pillado solos en casa. Los hijos están estudiando fuera y se han tenido que quedar en su piso de estudiantes, con un horno al que solo le funciona la mitad de las resistencias, con una lavadora que no centrifuga, con moho en las ventanas... pero disfrutando de su “independencia”.
Y mientras tanto, nosotros, intentando descubrir de qué va eso del síndrome del nido vacío, que casi parece una excusa para tener algo de lo que quejarse.
En nuestro caso, lo llevamos como si fuésemos una pareja de recién casados, deteniendo el tiempo para mirarnos... a la cara o furtivamente, ¿qué más da?
Las dos formas son aceptables, tanto si sientes un hormigueo en el ombligo o te inunda una sensación de Paz.
Gracias a estos días de “Relax” forzoso, he vuelto la mirada al interior, he recordado parte de lo que sentía al elegirnos, he recordado una pregunta que nos hicieron en una dinámica grupal cuando éramos jóvenes, ¿Qué persona elegirías para irte a una Isla desierta si nadie pudiese encontraros hasta dentro de 30 años? Y lo importante no es que siga estando con esa persona, lo importante es que de nuevo repetiría la elección.
Veo que estoy con la persona que he elegido, en nuestra “Isla” ahora forzosamente desierta, disfrutando de cada momento, sin agobios, sin prisas, leyendo, cocinando, hablando,. . . Amando.
Me siento muy afortunado y me da algo de vergüenza compartir como estoy llevando esta cuarentena, pues sé que hay personas que no tienen la misma suerte, y desde aquí les brindo mi más sincero reconocimiento por lo que puedan estar pasando.
Cada vez queda menos para volver a nuestra vida “normal”, y ahora tenemos la oportunidad de reconocer lo que queremos, para crear nuestra “normalidad” de mañana.
Un Saludo
Enrique
Qué bonito Enrique y que afortunado eres por seguir con "tu persona de la isla". Enhorabuena por haber sido capaces de cuidaros mutuamente durante todos estos años... en situaciones como ésta actual que estamos viviendo, las buenas elecciones y acciones de nuestra vida son el mayor apoyo y confort para sobrevivir. Me ha gustado eso de: "crear nuestra "normalidad" de mañana". Felicidades de nuevo!!
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