Relato erótico: Apostado entre sus muslos.
(por Rosa Collado Carrascosa)
Hacía calor, cuando solo apuntaba la mañana de un amanecer estival. Las aspas del ventilador del techo se movían, rodando, en un infinito compás repetitivo. Su sonido, acompañaba el sopor matutino, suavizando el aire de la habitación.
Las sábanas de algodón, enredaban unas piernas largas que intuían una silueta atlética en la penumbra. Eran las seis y media de la mañana. Ella sabía que él no tardaría en llegar. Los turnos de noche eran aparentemente pesados, aunque él llegaba activado, como si no hubiese estado de guardia.