miércoles, 22 de julio de 2015

AMORES QUE PERJUDICAN SERIAMENTE LA SALUD


¿Te ha pasado alguna vez en que hayas pensado en el amor y la tendencia haya sido a idealizar un flujo de emociones, de coincidencias perfectas, de plenitudes, de afectos correspondidos...con esa que parece ser tu pareja perfecta? 

Y ¿te has dado cuenta que en ese ensueño en que mascaramos la realidad aparecen muy pronto algunos estilos afectivos que sería mejor identificar por su toxicidad? 

¿Eres consciente que se vislumbran casi desde el principio de la relación y que sería mucho mejor no enredarnos?

Por eso y para que muchos de vosotros sepáis con qué os encontráis cuando tenéis pareja y queréis mantener unas relaciones saludables y realmente satisfactorias, sin perjudicar seriamente vuestra salud, vamos a deshojar la margarita de los amores que matan.

Los modos disfuncionales del amor son:

- Cuando el amor es egoísta: egoísta en el sentido de anteponer su interés al interés ajeno, lo que suele acarrearles perjuicio a los demás. En este modelo prima el yo como principio y fin de cualquier acción. La base de esta conducta es la autoexaltación narcisista, donde cualquier crítica es rechazada de forma rotunda y la pareja no puede expresar aquello que contradiga la egolatría de su pareja, quedando en un pequeño espacio donde apenas es vista y que impide, de algún modo, resolver posibles problemas o conflictos en el ámbito de la pareja.


- Cuando el amor no es asertivo: Es el estilo del oscilante. Del que calla y luego se enerva, irrita y descompone emocionalmente. Es el formato del que boicotea cualquier tipo de expresión afectiva por parte de su pareja. Buscan que les quieran pero solo como ellos quieren ser amados y ponen las expectativas en ese único modo de recibir amor. Así, entran en esa actitud dual y polarizada que agota a la pareja, desgastando y haciendo insoportable la relación.


- Cuando el amor es acosador: Cuando una persona hostiga, persigue o molesta a otra, está incurriendo en algún tipo de acoso. El acoso implica conductas que generan disconformidad o incomodidad en el otro. El que acosa controla. Y sin libertad no hay amor.

- Cuando el amor es complaciente: Cuando uno ama dándolo todo y complace cualquier deseo que demande su pareja, le guste o no, lo quiera o no, está amando de forma perezosa. Te doy lo que quieres, aunque no elijo, no pido, no confronto... Da, pero no atiende la verdadera necesidad del otro. Se convierte en una persona abnegada en la que la renuncia a sus intereses es la garantía de ser aceptada. Y esta entrega... tarde o temprano tendrá un precio. Ya sabemos que quien no se quiere así mismo poco puede amar al otro. La renuncia es altruista y la necesidad del otro pasa a ser la propia. El otro pasa a ser un sustituto de sí mismo. Si uno no conoce e intenta satisfacer sus necesidades más profundas poco se conoce. Poco se ama.

- Cuando el amor es desconfiado: Un exceso de cautela como mecanismo de defensa ante situaciones afectivas que anticipa dolorosas, puede llevar a la persona a desarrollar una actitud susceptible, hipersensible, a veces, rayando la paranoia y que conlleva que se vaya agriando el carácter y haya malhumor de forma sostenida y frecuente. Sentirse indefenso ante alguien, hace que se levanten barreras de protección contra lo que viene de fuera y pueda amenazar la integridad personal. Generan una amenaza continua que lleva a que el desconfiado tenga que justificarse con cada suspicacia. Así, se  retroalimenta la duda del que desconfía. Como el engaño es su "pesadilla", no pueden dar ni recibir amor de forma plena y "obliga" a la pareja a presentar constantemente argumentos a favor de su fidelidad. Una auténtica pesadilla...


- Cuando el amor es egocéntrico: Aquellas personas que siempre buscan ser el centro de atención, con su pareja y con los demás. Creen que su pareja debe ser un satélite de su persona, que atienda sus necesidades emocionales en cada momento. Esto les llevará a convertirse en parejas dramáticas y exigentes con un bajo control de sus estados emocionales y muy insatisfechas con la forma de ser amadas, que no será suficiente por más que haga el otro.


- Cuando el amor es exigentemente perfeccionista: El perfeccionista tiende a mejorar indefinidamente lo que hace, lo que le lleva  a la sobreexigencia y a no dar el amor por concluido o acabado. En su intento de demostrar a los demás que uno es valorado y apreciado, no se permitirá equivocarse y, por tanto, reclamará la perfección a su pareja con lo que le tolerará pocos errores e incluso le rechazará de forma crítica y negativa. Donde exista un mínimo error, se convertirá en un tremendo fracaso e irresponsabilidad por parte del otro. Es como una obsesión. Al pensar que todo se podría hacer mejor, se culpa al otro, se le desvaloriza y subestima y la relación se hace rígida, tensa y muy fría a nivel emocional.


- Cuando el amor es indiferente: Cuando uno se desvincula de los demás a través del aislamiento emocional es cuando hablamos de este estilo de amor. No se expresa en lo afectivo, no hay manifestaciones amorosas, ni físicas, ni verbales, ni actitudes de acercamiento. No se alimenta el amor. Se descuida el derecho a la intimidad sin razón aparente. Cualquier demanda contra ese estado indiferente, aumentaría el aislamiento hasta el punto de prescindir realmente da la pareja. Imagínate cómo se queda el que recibe tal indiferencia: con la autoestima rota.

- Cuando el amor es violento: El que usa la violencia es propenso a fomentar los conflictos. Ama a través de la falta de respeto de los derechos de los demás, que no es amor. El violento se aleja de cualquier responsabilidad moral en sus acciones y a través de su actitud, reprochadora y conflictiva, donde se exime de la responsabilidad de las consecuencias de sus acciones, se genera inestabilidad y desapego en el interior de la relación.

- Cuando el amor es inestable: Las emociones son cambiantes y no se sabe cómo se va a reaccionar a lo cotidiano, generando un estado de indefensión donde, haga lo que haga la pareja, estará censurado por el inestable. En realidad tiene poca percepción de su yo y no sabe qué es lo que quiere, de forma que espera que el otro satisfaga cualquier deseo (incluso los no verbalizados externamente) en cualquier momento. Se generan conductas altamente dependientes y hay un grado de manipulación emocional que puede llevar al otro a sentirse muy culpable. Este tipo de amor es de categoría altamente peligrosa, ya que engancharse a una relación de este tipo es como navegar a la deriva: Hoy te quiero y después te odio, hoy te dejo y mañana te necesito, hoy te amo libremente y mañana dependo de ti como un niño muy pequeño. Un caos total que lleva al desgaste absoluto.

Para nosotros los seres humanos, sentir y expresar amor forma parte de vivir, y ese sentimiento facilita la motivación que ponemos en el día a día. Los actos que disfrazan el sentimiento de amor para conseguir un propósito diferente, distorsionan el dar y recibir amor de forma plena.

El amor sano exige límites dentro de una relación. El amor sano pide, respetando los derechos del otro. El amor sano escucha las demandas sin tener que obligarse a cumplirlas de forma obligatoria. El amor sano se cuestiona, analiza, valora las consecuencias, elige y es responsable de las consecuencias de aquello que elije o hace. El amor sano negocia, llega a acuerdos en el respeto a las diferencias.

Las personas que se dan poco valor o que sobrevaloran en exceso e idealizan a sus parejas, creen que este tipo de actitudes frente al amor pueden derivar en una relación estable a largo plazo. Conductas del tipo: necesidad de ser controlado, de tener una pareja responsable, o una pareja líder, o super social, o extremadamente responsable... fomentan este tipo de relaciones, confundiendo estas situaciones extremas con amor verdadero o amor sano.

Recuerda que el amor a uno mismo y el autoconocimiento, te ayudarán a que seas consciente de tus necesidades o de tus carencias y, así, poder responsabilizarte en potenciarlas, mejorarlas o fortalecerlas, en lugar de buscarlas en los demás como forma de compensarlas.



"Te amo a ti y me amo a mi, amo tu camino y mi camino, y mientras podamos caminar juntos, los dos leales a nuestro destino y a nuestra determinación, nos apoyamos mutuamente en aquello que está destinado para nosotros, y si tengo que ser leal a mí y a mi destino, también nos podemos separar. Y cuando veo que tu camino te lleva a otra dirección, yo asiento, con amor". 
Bert Hellinger


3 comentarios:

  1. Me ha encantado. Y en relación con el amor y ser feliz... aquí dejo esta canción que he descubierto durante mi viaje

    https://youtu.be/eMo2p70b4KA

    Un abrazo

    Roberto

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    Respuestas
    1. Me encanta. Ya los conocía. Muy apropiada la elección. Seguro que estás aprendiendo mucho del Amor y de la Vida en tu viaje. Me alegro mucho de tus descubrimientos y que quieras compartirlos con nosotros. ¡Roberto, un abrazo grande dondequiera que estés! Gracias. 😃

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  2. Hola!
    Estoy muy de acuerdo contigo, nosotras, muy dentro de cada una sabe desde el principio cuándo las cosas están mal y lo que no nos gusta de nuestra relación. Sin embargo nos quedamos atadas a esas relaciones.
    Me gusto mucho tu clasificación de los modos disfuncionales de amor pero me gustó aun más tu comentario de qué es un amor sano.

    Muchos éxitos y hasta pronto.
    Marie - Historias para Mujeres

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