miércoles, 2 de marzo de 2016

¿SABES ELEGIR AMOR DEL BUENO?


Cuando alguien te pregunta: "¿Qué te enamoró de él/ella?", quienes lo tienen clar,o suelen enumerar una lista de maravillosas virtudes y cualidades positivas del cuestionado. Algún perdido por ahí dice que no lo sabe y otros, mucho más sensitivos, hablan de química, de atracción visceral o buen feeling. 
Parece que de fondo suele haber un no sé qué sobre la cuestión, que en muchas ocasiones es evidente y en otras tantas está sumergido en la nebulosa del amor ciego, tan defendido en esta sociedad... 
¿Tal vez por las prisas y la velocidad a la que vamos se acelera la ceguera temporal?
Y sí, dicen que el amor es ciego, pero yo creo que es ciego para el que no quiere ver y decididamente cuando ve, decide ponerse una venda que cubra bien sus ojos, diciéndose a sí  mismo: "¡Esta maldita visión realista no va a fastidiarme las más apasionadas aventuras!"
Y, así, el enamorado se hace ciego por el intenso sentimiento que no por la realidad.
En este momento, decidimos lanzarnos al disfrute amoroso, montándonos en una nube que surca los cielos con la actitud del maravillado que acaba embobado con tanto vuelo.
Y es que cuando uno vuela...¡qué fastidioso se hace el aterrizaje! -sobre todo aquel que te hace caer de bruces sin paracaídas... y sin previo aviso.
Por eso, para no tener una caída forzosa, habrá que elegir mejor la nube a la que te quieres subir. ¿Preferible los altos vuelos o el vuelo rasante? Dependerá del riesgo del piloto.
¿Cómo poner un poco de realismo a tanta borrachera de amor idealizado?
Erase una vez un príncipe... una princesa... ¡Ya la hemos fastidiado! ¿Que aún crees en los cuentos? Así comienza la peor historia de amor. El amor romántico, salvador, manipulado y corroído por los medios. Vamos a ver... un príncipe azul está muerto o al borde de la asfixia, un sapo es un anfibio y no tiene el poder mágico de transformación en humano, un ogro no cambia a humano encantador y el caballero dice que muere por su señora pero mucho antes lo hará por su honor, no te equivoques... ¿Pero qué nos han metido en la cabeza?
Si el amor es ciego, vamos a darnos muchos palos. A mi parecer, el amor existe para disfrutarlo y sufrir menos, si no es así... tal vez no haya sido la mejor elección.
¿Qué necesito para elegir adecuadamente? Dejar de pasar del príncipe al sapo y de la princesa a la bruja.
Abre los ojos a lo que te gusta y a lo que no porque ambas cosas están ante tus ojos. Elige a aquella persona con un concepto similar al tuyo en cuestiones de amor y mira que sus valores vayan en sintonía a los tuyos. Únete a esa persona que ves que sabe gestionar sus emociones y sabe cuidar sus relaciones.
Una persona que sabe limpiar sus miedos y traumas pasados y no necesita dominar para sentirse segura contigo es una sana elección. Únete a una persona que ame en libertad porque nadie es de nadie y que mantenga el respeto a tu persona y a sí misma. Únete a una persona que mantenga a raya su egoísmo y su interés por encima de todo. 
Sal de personas conflictivas sin autocontrol que buscan peleas o tienen la violencia como un método de relación. Sal de una relación posesiva y celosa que desconfía sistemáticamente de cada movimiento donde se te exige justificar el aire que respiras... porque todos y cada uno de esos elementos minarán tu autoestima y aumentarán tu sufrimiento. Amar no es sufrir o al menos no necesariamente ni la mayor parte del tiempo.
Igual crees que enamorarse ya es sufrir porque el simple hecho de no tener a la persona amada cerca, dispara el dolor emocional del vacio. 
Si ya te estás enamorando y lo haces de forma pasional y sin límite, los efectos delirantes del amor puede que te dificulten asimilar las cosas tal y como son, pero créeme cuando te digo que la realidad llega y duele... pero no más que la mentira del propio autoengaño indefinido.
¡Qué gran decepción es la realidad impuesta! La tendencia a idealizar y mitificar las relaciones nos lleva a sobrevalorar el amor romántico. Convertimos en poco menos que dioses a las parejas de las que nos enamoramos, autoengañándonos en la creencia de su perfección. La mayor parte de las veces lo que hacemos es enamorarnos de la idea del amor y del sentimiento que provoca  más que de la persona física que tenemos delante, por esta tendencia fantasiosa de construir el amor que imaginamos en lugar de vivir el amor que tenemos.
Llega el día en que uno toma conciencia que la persona a la que se ama no es un príncipe ni una princesa. Caemos de repente en la cuenta y podemos aceptar (o no hacerlo) al otro con sus miserias y sus virtudes y quererle así, tal y como es. Se puede salir de la relación anticipando el sufrimiento que no queremos continuar experiementando. Es posible seguir con la fantasía del autoengaño o esperar un cambio que no llegará, al menos, como idealizamos en nuestra mente. O también podemos intentar forzar el cambio para que el otro se adapte a nuestras necesidades y expectativas. Varias opciones, múltiples y variadas consecuencias. 
Que tu elección dependa de ti más que del otro, te llevará por el camino de asumir y afrontar objetivamente tu vivencia para poder construir desde la realidad.
En ese momento hay que tener en cuenta que mucho de lo que quieres no estará, mucho de lo que no quieres sí, que mucho de lo que deseas ya está y te gusta, que ser consciente de esto es lo que te ayudará a decididr si continuar o no en esa relación.
Cuando intentamos que sea el otro el que se ajuste a nuestra forma de ver la pareja y que sea como debe ser desde nuestra perspectiva, es una expectativa poco realista. ¿Quién cambia de la noche a la mañana solo porque se lo digan? ¿Lo harías tú con esa rapidez? Se sincero... una cosa es pensarlo y otra muy diferente es hacerlo.
Por otro lado ¿cuánto tiempo estarías dispuesto a esperar el cambio? Los cambios eternos no son cambios.
El amor no transforma  a la persona. Si hay una bestia dentro de ti, seguirá estando. Tu responsabilidad es ser consciente de modificar y acallar tu ímpetu y tu descontrol, no que otro te soporte porque te quiere sin que tú hagas nada por modificar una tendencia doliente. Nadie va a transformar aquello que tú no deseas cambiar, por eso, hay que saber poner fin a aquellas relaciones que nos generan más dolor que momentos de sentirnos acordes a las personas que queremos ser.
La importancia de saber elegir a una pareja y mantenerla a nuestro lado o decidir dejarla, tiene mucho que ver con el saber querernos bien. Hay que saber amarse a uno mismo y hay que saber disfrutar del amor mientras dure, viendo claramente lo que el otro es y dejando de idealizarle.
¿Cómo hacemos para que la elección del otro funcione no nos tenga un coste excesivo en las emociones y en el tiempo? Vamos a ver unos cuantos puntos clave en esa decisión:
- Se realista. Te puedes cambiar tú, no lo intentes con el otro. 
- El enamoramiento no es conocimiento, es intensidad y es momento. El amor requiere tiempo.
- Estar atrapado en una relación que te hace daño no impide que valores objetivamente la compatibilidad con el otro. No tienes porqué dejarte llevar por la inercia y mantener algo que te hace sentir destruido.
- Al principio todos ponemos nuestra mejor cara social pero sabes que nadie es perfecto y llegarán las debilidades, defectos y miedos. Tú mismo tienes tus carencias ¿por qué iba a ser diferente la otra persona siendo humana como tú?
- Las personas con más habilidades y recursos afectivos, complican menos la vida.
- Las relaciones se basan en la libertad del otro para elegir estar contigo y no en la dependencia, interés, sumisión o dominación. El trato igualitario y respetuoso mejora las relaciones.
- Saber retirarse a tiempo cuando la relación no es compatible o no funciona es sabiduría.
- Ver cómo el otro se relaciona en su entorno y cómo trata a otras personas. Si no sabe querer bien a los demás y se aisla; suelta improperios de sus parejas anteriores; no tiene capacidad de autocrítica; trata mal a otros seres vivos y carece de empatía; discrimina a otros para sentirse superior sin respetar las diferencias; va de víctima por la vida o lo critica todo o se queja por todo sin disfrutar; se pasa el tiempo hablando de su ex; tiene un pasado conflictivo y te llega esa información o tiene serios problemas y quieres convertirte en su salvador; miente a otros delante de ti; es una persona celosa o extremandamente posesiva y controladora; te pide que hagas esfuerzos en cambiar y adaptarte para demostrarle lo que le quieres y, así, caer en la trampa de que te quieran más; es machista y apoya la desigualdad...
Y otros puntos no menos importantes:
Rodéate de gente positiva que se quiera a sí misma y aporte lo mejor de sí misma a la relación. Que sea gente que se motive por ser consciente y modificar lo peor de sí mismas, pidiendo ayuda si la necesita y desarrollando su capacidad de aprender y hacerse grandes. Que sea gente que tenga ideas similares a las tuyas en cuanto a las relaciones y la vivencia del sentimiento amoroso. Elige gente que te quiera tal y como eres, con quien puedas sentirte tú mismo. Elige gente que te quiera de verdad, que no genere dolor gratuito incluso llegado el momento de separarse.
Y recuerda, pedirle a otro que sea maravilloso cuando tú no estás por la labor de trabajar en tu propio crecimiento personal, te pone en la tesitura del amor condicional y esas condiciones también afectarán al modo en que te quieres.
Que elegir el amor te haga sentir Amor.

"Nacerá una unión, entre el hombre y la mujer, mucho más verdadera, mucho más fuerte, mucho más digna de respeto. La unión magnífica de dos seres iguales que se enriquecerán mutuamente puesto que poseen riquezas distintas".
Victoria Ocampo

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