lunes, 7 de mayo de 2018

PERVERSIONES DEL PSICÓPATA ORDINARIO



Seguramente que a muchos de vosostros si os digo la palabra Holocausto, os recuerda automáticamente al exterminio antisemita que, hace menos de un cuarto de hora en el tiempo -como quien dice- se llevo a efecto en la Alemania nazi, incentivando las matanzas hasta convertirlas en genocidio, extendido a varios grupos étnicos y políticos.
Pues bien, en uno de estos pasados fines de semana fuí a ver la "Exposición Auschwitz" en Madrid. A parte de estar muy bien documentada, me abdujo durante más de tres horas en el infierno de la barbarie más salvaje dirigida por psicópatas y perpetrada por sádicos. Personajes sin ningún tipo de empatía ni humanidad y llenos de veneno en su venas, porque sangre... lo dudo. Casi irracionalmente apostaría más por algún tipo de ácido que permita mantener vivo un cuerpo hueco que algún resquicio de sangre humana.
Mientras se camina por el entramado de galerias expuestas, la sensación de indefensión es tremenda. ¿Qué se puede hacer ante tremenda injusticia?
A parte de que te hierva la sangre (los que sí la tenemos regándonos el interior del cuerpo, claro...) es aprender del modelo ajeno, desechándolo.
Ese ejemplo vívido que, ilustra sobre formas de aprendizaje, a dejar de repetir y que hay que perder de vista, pero no del recuerdo. 
Aquellos modos de funcionar -tanto individuales como sociales- que aporten al género humano que habita este mundo, una convivencia mejor y donde este tipo de agresiones dejen de repetirse en cualquier medida, mejorando en lo posible nuestro entorno inmediato.
Cualquier grado de psicopatía en nuestro mundo actual, está carente de empatía. En una persona con alguna psicopatía, hay un espacio psicológicamente dañado, que impide sentir, que no procesa los sentimientos y que verá mermada su moral en el momento de decidir lo que le conviene. Pueden llegar  a comprender cognitivamente los sentimientos de otros, incluso imitarlos, pero no sentirlos por ellos mismos.
Un psicópata, argumentará su despropósito con elementos mentales que, aunque carentes de lógica para la mayor parte de los humanos, refuercen sus objetivos más perversos.
El placer de hacer sufrir a otro ser, solo por el placer de dominar y jerarquizar un poder absurdo entre iguales. Qué decir del asesino que ya ni eso tiene, a tal nivel mueve sus instintos más primarios, sin contemplaciones.
¿Cuánta gente conoces en la línea de la irracionalidad? Mi abuelo me decía en muchas ocasiones cuando hablábamos de la guerra, que en este tipo de conflictos, todos pierden. A veces, se pierde la dignidad, a veces, el sentido de la vida, muchas veces, a las personas queridas y otras el instinto de vivir.
Incoherente y siempre sorprendente que, el ser humano con todo su potencial, llegue a un escalafón tan bajo.
Quede como reflexión este post y si puedes hacer algo por que la vida del que tienes al lado sea más grata... adelante. Si eres de los que pisa, revisa tu empatía. Si crees que dominar es ganar, busca la forma de respetar y si lo tuyo es herir, elige un modo de relacionarte más sano.
¿La mejor medida orientativa sobre tu decisión de acción? Haz aquello que te gustaría que te hicieran a ti.

“Nunca es demasiado tarde para ser la persona que podrías haber sido.” George Eliot

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