miércoles, 26 de junio de 2019

¿INSTRUMENTALIZAS LAS RELACIONES?


Nos pasamos el tiempo recordándonos lo corta que es la vida y lo rápida que pasa. Aunque cuando realmente te das cuenta de lo extensa que puede llegar a ser, es cuando se te ocurre guardar algo en el armario y ya no hay sitio. Ahí estás, frente a la caja de Tetris, sin espacio donde guardar lo que supuestamente has ido adquiriendo -en base a una gran necesidad a cubrir que, en este preciso instante,  afirmas que no fue tal- gracias al empuje consumista absurdo de este mundo capitalista y generador de falsas necesidades en el que pasamos la existencia.
Frente al armario, pienso en la practicidad del almacenaje y cómo seguir embutiendo las nuevas piezas para que encajen. Así que, me remango la camisa. Y heme ahí, brazos en jarra, paseando una apretada mirada por la superficie milimétricamente envasada, para decidir por dónde es que voy a hacer el hueco.
Ese momento delante de un armario cinco puertas o de un socorrido trastero es un lugar idóneo para que la mente divague. ¿Sabes esto que se dice de guardar cosas por si acaso las necesitas en algún momento posterior?
Ese almacenar, sin tregua, pasando por alto el tiempo que has estado ignorando ese objeto y que permanece guardado a la espera de un paciente por si acaso. Cuando encasillas algo a conciencia, ante esa futura necesidad, sabes que te estás despidiendo del objeto. Le estás dando sepultura. En esa despedida, ya sabes que no lo quieres y casi afirmarías con bastante certeza, que ya no lo vas a utilizar más.
En pleno zafarrancho de combate, extraes bultos de ese habitáculo que ni siquiera recordabas que estaban ahí. La cantidad de cosas que pueden perderse en la memoria histórica de un trastero por si las volvemos a necesitar.
Me pregunto cuántas veces se hace este mismo gesto con las personas.
En este mundo egoísta, donde tener por tener parece que da más seguridad, me empieza a hervir la sangre. Ojalá la gente empiece a ser consciente de reflexionar por un momento y dejar de instrumentalizar a las personas y los vínculos que establecemos con ellas. 
¡Eso no se hace, joder!
¿Qué es esto de tener ahí a las personas por si acaso las necesitas? Por si te aburres, por si te quedas solo, por si te apetece sexo, por si quieres ayuda, por si necesitas hablar con alguien, por si quieres que te resuelvan un problema... ¿Cómo quieres que sean tus lazos interpersonales? ¿Vas a guiarte por el puro interés aunque en realidad te importe un comino la persona? ¿Utilizas a los demás tras un criterio de conveniencia?
Si este es tu caso, párate a pensar por un momento el uso abusivo que haces sobre otros. Piensa por un momento, porque quien para ti puede que solo sea un objeto al que poder utilizar, a capricho y para cubrir tus propias necesidades, para esa persona puede que sí seas importante.
Deja de jugar con los sentimientos y la buena voluntad de los demás. Sé empático. 
¿Te gustaría recibir el mismo trato? Las relaciones sanas se basan en la honestidad. Sé claro en cuál es el motor de las relaciones que estableces.
La honestidad es sinónimo de honradez. Actuar de un modo honesto es decir la verdad, ser justo, eliminar la mentira y el engaño de tu vida. Es actuar de acuerdo a la verdad de cómo se piensa y se siente.
Es un valor humano que siembra la confianza, allá donde va. Es el valor que nos permite vivir en la verdad, expresando respeto por uno mismo y por los demás. Muestra integridad entre lo que se hace y lo que se piensa, sin contradicciones.
La honestidad implica ordenar nuestros propios sentimientos, buscando el bien de los demás, además del propio.
La honestidad es una condición para las relaciones humanas, de pareja, de amistad, familiares, comunitarias...
Practica la honestidad y tenla como un principio de vida.

Rosa Collado Carrascosa

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Quieres dejar aquí tu opinión?

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...