jueves, 26 de marzo de 2020

10. Crónicas de un encierro involuntario.

10.

Mi experiencia en un encierro involuntario:
Quien me iba a decir a mí que, lo que siempre he deseado se iba a cumplir pero de una forma muy diferente a mis expectativas.
Siempre he querido poder dedicar tiempo a mis hijos, a mi marido, a mi familia y por motivos laborales, me ha sido  bastante complicado, por lo que ahora en estos momentos y debido a la situación que nos toca vivir voy a cumplir.
Me he propuesto sacar esa espina que tenía clavada y aprovechar estos días de encierro con mi familia y disfrutar con ellos al máximo. Desayunar juntos, conversar, ver películas sentados en el sofá mientras comemos palomitas. En fin, todo lo que por el ritmo de vida que llevamos y arrastrados por las nuevas tecnologías, parecía imposible hacer en nuestra vida normal.
Tengo 2 hijos adolescentes de carácter muy diferente.
Mi hijo mayor lo lleva bastante mal, todo le parece mal, está enfadado con el mundo en general, pero hablando con él explicándole la gravedad de la situación, ha entendido que el estar en confinamiento és lo mejor tanto para nosotros como para el resto de ciudadanos, que todos tenemos que aportar nuestro granito de arena y cumpliendo lo que nos han dicho, saldremos pronto de esta situación.
Mi hija lo lleva mucho mejor. Está cursando 2° de Bachiller y desde los principios de saber todo esto, cuando dijeron que en Madrid habían suspendido las clases, ella me decía que no quería por nada en el mundo que en su colegio las suspendieran, pero lo que ella temía llegó . Esto sí que se lo tomó mal, ya que este año és el último y tienen las pruebas de la PAU.
Pero una vez metida en esta horrible situación, ella intenta llevarlo muy dignamente. Se levanta desayuna y a partir de las 10 hasta las 14 horas tiene clases online. Por la tarde se conecta con las amigas y hacen gimnasia juntas, se ríen, hablan y día pasado. Mi hijo ahora, cuando se agobia, se sube a la terraza. Está un ra. Se despeja. Vuelve a entrar en casa y continúa con sus quehaceres, que no son muchos, pero intento por todos los medios implicarlo para que esté entretenido. Sin ir mas lejos, mañana tenemos que hacer lasaña para comer y, como  le gusta la cocina, le he propuesto que la prepare él. Le ha gustado tanto la idea que quiere fregar también todos los cacharros que se usen en la preparación de la comida. Ole por él.
Mi marido tampoco lo lleva bien, quien lo conoce sabe que es una persona muy inquieta. Le gusta tener siempre cosas que hacer y, con la situación que estamos viviendo, tenemos cerrado el comercio -que llevamos adelante entre los dos- y esta situación nos tiene muy preocupados a ambos. 
Pero no hay mal que por bien no venga y, nunca mejor dicho, ya que estas pasadas Navidades sus primas del alma -por que más que primas son hermanas-, le regalaron unos libros. Él no había leído jamás y justo ayer empezó con uno de ellos  " Las 3 claves de la felicidad " para después continuar con  "  La verdad de la mentira  "  escritos por María Jesús Álava Reyes (licenciada en psicológica) y para sorpresa mía, está enganchado. Dice que le encantan y eso me agrada enormemente, primero por que leer abre mucho la mente y te hace pensar y valorar todo y, la segunda, porque esos ratos que dedica a la lectura le sirven para que se le hagan más cortos los momentos de aburrimiento que, en algún momento del día, todos tenemos.
En cuanto a mí -como os he dicho anteriormente- estoy haciendo cosas que de normal no hago. Estoy cocinando, ya no tengo montañas de ropa para planchar, hago deporte por las tardes, leo, veo pelis, mantengo conversaciones con mis hijos y una de las cosas más emocionantes  que hacemos toda la familia juntos todos los días a las 20:00 horas, es salir al balcón a apludir a todos los sanitarios que se dejan la piel todos los días y sin descanso velando por nuestra salud. Se me pone la piel de gallina ya que tenemos la suerte de tener uno de los ambulatorios de nuestra ciudad justo enfrete de nuestro edificio y siempre que pueden salen ellos también aplaudiendo. Mi gratitud infinita a todos ellos y a todos los músicos que, desde sus casas y balcones, nos han alegrado por unos momentos y nos han sacado una sonrisa ya que por culpa del dichoso " Coronavirus " no hemos podido celebrar nuestras fiestas Josefinas (las fallas) y gracias a ellos, la pena ha sido menos pena, aunque realmente estamos muy apenados, pero como dicen todos los falleros #açotambepassara y lo podremos celebrar por todo lo alto.
Mi resumen de este encierro involuntario y mi deseo para todo el mundo, que cumplamos a rajatabla las órdenes impuestas por las autoridades ya que entre todos juntos venceremos. Por tí, por mí, por todos  ......


Amparo

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