jueves, 21 de junio de 2012

El clítoris: ¿La teta del Diablo o la llave del placer femenino?



Ese pequeño órgano redondeado en torno a los tres milímetros de diámetro -en reposo- que, aunque lleva ahí desde que la mujer es mujer, parece ser que no fué oficialmente descubierto hasta que en el S. XVI. Mateo Colón -un médico italiano- estudió y decubrió la anatomía de la vulva y dió cuenta de tan singular hallazgo afirmando que "el clítoris es la fuente de placer femenino por excelencia" y, además, hizo una analogía entre la erección del clítoris y la del pene.
Ciertamente, el clítoris deriva del mismo tejido fetal que el pene y ambos tienen muchas similitudes: están en los genitales, son ricos en terminaciones nerviosas y aumentan su tamaño tras ser estimulados, ambos tienen glande -que se lubrica a sí mismo- y capuchón que lo recubre.
Desde entonces se ha hablado más de este órgano, pero ¿saben muchos qué hacer con él?

Etimológicamente, clítoris, deriva del latín, que significa "llave". La llave directa al placer. Sin embargo y como dato curiso, en la Inglaterra del S. XVII, los cazadores de brujas lo lamaban "la teta del Diablo" dándole el poder de ser fuente de gatos negros, trasgos, sapos y similares seres relacionados con las brujas.
A lo largo de los años se admitió la presencia del clítoris como generador de fertilidad pero en 1750 se prohibió la masturbación, que solo estaba permitida dentro de la pareja y que practicarla indivudualmente era severamente castigada, sobre todo a las jóvenes reincidentes que desobedecían esta norma. 
En 1840 se propone la teoría positiva de la ovulación en la que se remarca la independencia de la actividad sexual (procreación) y el placer. Según esta teoría como el orgasmo no aumenta la fertilidad, se produce una involución para el clítoris: ya no es útil. 
En la época de 1880 la teoría de los humores propone que la enfermedad se produce por un exceso o déficit en alguno de estos y si bien la mujer casada podía desfogarse el resto corría el peligro de caer en la histeria (¿Has visto la película Hysteria que está en cartelera?). Una suerte de médicos habilitados para practicar tocamientos vulvares con vibración hasta provocar un orgasmo. Así, que en el S. XIX las mujeres recurrían al orgasmo con receta médica.
Con Freud la cosa no fué a mejor. La sexualidad  clitoriana era infantil y la mujer adulta debía recurrir al placer únicamente vaginal. (¿Cuántas dualidades e inseguridades y obligaciones generadas desde entonces!). Tanto es así que en 1960 el clítoris desaparece de los tratados de anatomía... y de las mentes. Pero a partir del 68  y con el informa Hite en el 75 sobre el placer femenino, las mujeres vuelven a recuperar el control de sus cuerpos y la situación cambia. Las feministas se encargaron de airear la noticia sobre su placer y la existencia de ese placer en el clítoris y de nuevo, poco a poco, este órgano volvió a ser el protagonista.
A día de hoy, su fama ha generado multitud de nombres variados con las que hacerle referencia: "botón del amor", "botón mágico", "rubí", "la perla rosa",  "la flor de la pasión"...
¿Qué le gusta a la mujer? Pues parece ser que a la gran mayoría, le gusta frotarlo, rozarlo, acariciarlo de forma circular más o menos directamente, con o sin juguetes sexuales... Al mejor amigo de la mujer, le va la comunicación directa. Toda estimulación oral le seduce. Eso sí, con paciencia para dominar la práctica.
!Poco importa la metodología a utilizar! Lo importante es que te haga gozar de cualquier clase de orgasmo que tengas y evitar las altas expectativas al respecto, puesto que si generan frustraciones dejarás de sentirte bien.
El clítoris no sirve para ningún otro propósito que no sea el de proporcionar placer sexual a sus dueñas.
!Así que a practicar!

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