jueves, 29 de noviembre de 2012

CELOS EN LA RED



Cuando alguien siente celos es superior a su propio control. De alguna manera, la persona elegida es vista por el celoso como una posesión muy preciada que no puede perder, por lo que es fácil ver la amenaza en cualquier otra persona, magnificando sus virtudes.
Los celos sin razón, surgen a pesar de que racionalmente no exista motivo para ellos. El hecho de pensar que la persona amada pueda sentir cualquier tipo de atracción por otra persona  hace que los celos se desborden.
El celoso no entiende que su pareja puede que no guste a otros y cree que todos querrán ir a por él o ella, de tanto como llega a gustarle. Esto suele estar relacionado con una baja autoestima, egoísmo e inmadurez afectiva, ya que lleva a pensar que otros son mejores, en detrimento de nuestras propias potencialidades y que nos tienen que hacer sentir especiales, acaparando constantemente la atención.
¿Qué ocurre cuando una persona así entra en las redes sociales?
Que el celoso puede incluso llegar a convertirse en alguien controlador y poco respetuoso con su pareja y las personas que se relacionen con ella.
La tecnología también ha aumentado la vigilancia y el control de la persona amada porque con un solo clic puedes contactar con gente del pasado (con quien ya se ha mantenido una relación afectiva o sexo) o establecer nuevas relaciones (que ante la novedad del estímulo despiertan la desconfianza y la inseguridad).
El celoso se considera una buena persona y el resto una amenaza: las lagartas, cazahombres y los chulos prepotentes y embaucadores. Si a esa persona intentan seducirle o tener una conversación más alta de tono del acostumbrado o echa indirectas "calientes", pensará que a su pareja también se lo hacen y que seguramente oculta algo si le dice por enésima vez que no es verdad al preguntarle por algo concreto. La sospecha se hace fuerte y se convierte en la pesadilla del celoso ya que la información es accesible y por lo general muy ambigua.
En la red solo se ve mala gente que atentará contra la estabilidad de la pareja y que querrá conquistar como sea (normalmente con malas artes y engaños) a la pareja (vista como inocente, fácilmente controlable o pasiva).
Cuando alguien pide una atención total, su ego reclama intensamente a la pareja llevándole a una especie de aislamiento para que no surja el conflicto con quien no controla su propio egoísmo. Así, los celos se convierten en la prueba irrefutable de amor y la consecuencia es evitar el sufrimiento (anticipando la traición) por amor, pero no de uno mismo (miedo) sino a través del otro que es quien tiene que cambiar -según el celoso, claro-. Y aquí es donde empiezan a buscarse las pruebas que confirmen la sospecha inicial, arrastrando un montón de reproches y reclamos.
Los celos en los hombres tienen que ver más con el sentimiento de propiedad, virilidad y capacidad de controlar; en las mujeres, los celos, tienen que ver más con lo afectivo y sentimental.
A ellos les cuesta más aceptar la infidelidad física, y a ellas la sentimental, el enamoramiento del otro, real o fantaseado en su mente.
¿Qué ocurre en la red? Se alimenta al celoso generacional, que verá en el joven, lo fácil y lo egoísta y sin principios; y se alimenta al celoso social, que provoca celos a propósito para fantasear sobre infidelidades y, así, añadir un tono "picante" a la relación de pareja.
La conclusión es que se sufre y se hace sufrir.
Este tipo de situaciones pueden llevarnos a convertirnos en unos verdaderos paranoicos, intentando descubrir por quién se siente atraída nuestra pareja, con quién se relaciona y cómo, llegando incluso a usurpar identidades y hacerse pasar por "el pecado" para contrastar hasta qué punto la pareja dice NO; mintiendo; robando las contraseñas; buscando en los perfiles sospechosos cualquier indicio de amenaza presente o futura; comprobando los mensajes en el móvil o exigiendo la clave del correo para comprobar que lo gracioso del muro o los comentarios, no han ido a más, allá, donde ambos no son observados.
Somos seres sociales, nos gusta relacionarnos, compartir, sentir afinidad con otros, tener amigos... Sentimos atracción por otras personas, nos interesan, nos interesa lo que hacen, compartimos gustos, aficiones o solemnemente un rato divertido.
Las redes sociales también favorecen este tipo de vínculos y ayudan a romper la rutina diaria.
La forma de resolver los celos en la red es negociando los términos y grados de compromiso que no afecten a la libertad individual y a su propia intimidad, respetando los del otro.

"A quien nos justifica nuestra desconfianza llamamos enemigo, ladrón de una esperanza". Antonio Machado

2 comentarios:

  1. Muy de acuerdo con todo, además la definición del "celoso" además me resulta demasiado familiar... Los celos son muy dañinos y muchas veces el no poder controlarlos puede ocasionar el fin de una pareja. No debemos olvidar que no somos posesión de nadie... Pero ya se sabe la facilidad de la teoría y la dificultad de la prática. Saludos.

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  2. Si. En realidad cuando queremos poseer algo o alguien es porque en realidad tememos firmemente a la amenaza de perderle. Es una cuestión de seguridad personal y muchas veces la inseguridad se proyecta de forma exagerada en la pareja, acabando con los buenos modos y la paciencia del que no vive de igual modo la relación. Saludos!

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