domingo, 3 de mayo de 2020

49. Crónicas de un encierro involuntario.

49. 



El día antes de la declaración oficial del estado de alarma me planteé seriamente abandonar mi piso de Madrid, y largarme a una casa de campo en Guadalajara.  Sin embargo, me quede en Madrid. Quizás por miedo a estar ya contagiada, y ante la duda de sí podría ser atendida en el Hospital de  Guadalajara, o tal vez por deber, convicción y ética… Como siempre mi lucha entre el que quiero hacer y que debo hacer... El caso es, que aquí me quedé en el epicentro de la pandemia... después baje al Super, arrasé con los pocos víveres que quedaban, sobre todo con tila y valeriana y empecé mi confinamiento.

Apenas si la he necesitado la valeriana, porque me marqué como objetivo durante este encierro hacer todos los días alguna cosa que me haga sentir bien, para tener una recompensa que me provocara felicidad y así me hiciera llevar mejor la falta de libertad… Y así lo he ido haciendo durante toda la cuarentena.

El primer fin de semana busqué un sitio para instalar mi despacho y recogí al máximo la casa para que estuviera ordenada, preestablecí el criterio de que si no iba a poder salir tenía que intentar sentirme a gusto allí… Mi casa no iba ser mi cárcel, sino un sitio acogedor donde iba a vivir esta experiencia. He conseguido tener la casa más recogida y limpia de lo habitual:  ventilando con más frecuencia, perfumando las estancias, poniendo música y luces auxiliares etc...  y todo eso me hace sentir bien...
Me organicé entre semana, aparte de tele trabajar que me ocupa parte de mi tiempo y me ayuda a tener la mente ocupada, me he puesto rutinas como:
No pasarme el día en pijama, para mi vestirme y arreglarme es una cosa que me gusta y pasar por un espejo y verme mona me genera bienestar.
Leer todos los días libros que me gustan, novelas fundamentalmente, la lectura me permite trasportarme a otros mundos e imaginar…  Eso sí solo leo lo que me engancha y gusta…nada de esforzarme en leer cosas transcendentales.
Veo  Series o Películas casi todos los días, con el mismo criterio que la lectura… Nada trascendental ni melodramático, cosas que me gustan como pelis antiguas de Woody Allen, aunque ya las haya visto. Eso da pie a recomendar pelis a amigos y luego las comentamos...  
También hago cosas que, si bien no me apasionan, todo el mundo recomienda hacer en estos momentos como comer sano de lunes a viernes, o hacer ½ hora de deporte todos los días… No me gusta hacer deporte, pero ahora me obligo a hacerlo de lunes a viernes con mi chico... y siguiendo a una youtuber... Me río... Y dicen que eso hace sentir bien… Así que pongo de mi parte y lo hago.
En los malos ratos, trato rápidamente de hablar con mi gente!! Estoy hablando con mucha gente que hacía tiempo q no hablaba. Gente que no es del día a día, pero gente que es muy importante para mí. Me encanta y me hace desconectar, porque a esa gente no le vas a contar que estas rayada por estar encerrada, tengo amigos muy diversos: hay médicos, enfermeros, militares, gente del comercio, padres... Al contrario, quieres saber lo importante: que están bien, que sus familias también lo están.  Sí no es así y algo no va bien, pues nos escuchamos, tratamos de animarnos, y no nos dejamos caer en la soledad, que es la otra gran pandemia que está dejando el encierro.
Los Fines para  hacer un cambio de rutina y sentir que es hago diferentes al resto de la semana, no hago nada de deporte y cocino cosas que no sé pondrían en ninguna dieta. Hago video conferencias y tomo el aperitivo con los amigos o familia… a veces entre semana también surge algún “scape con amigos”… e intento no perderme ni uno… son como las cañas casuales de entre semana.
Después de 41 días pienso que, en mi caso, poco importa donde estés pasando la cuarentena, porque todos los sitios tienen sus cosas buenas y sus cosas malas. Y todo depende más de uno mismo, que de las circunstancias que nos rodean. Yo sigo siendo la misma persona que antes de la Pandemia, con los mismos defectos y las mismas virtudes, y con una lucha para encontrar mi equilibrio. 
Sigo teniendo los mismos enemigos: el miedo y la incertidumbre que se transforman en ansiedad: A salir a comprar y contagiarme… A qué pasará con mi trabajo después del encierro..  A que cocino con mucha dedicación y la comida a veces no está rica.. 
Y aquí estoy luchando contra esto, y cortando esos pensamientos negativos, haciendo un gran esfuerzo, por no enfadarme, porque creo que nunca había pasado tantas horas con mi chico y surgen roces, porque no se ha desinfectado bien la comida o los zapatos.. Pero ahora decido que eso no es importante..  prefiero no enfadarme y así no estar enfadada.. Se dice.. y se pasa a otro tema que me haga el confinamiento mas Bello. 

Cristina

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