martes, 5 de mayo de 2020

51. Crónicas de un encierro involuntario.

51.

Buenas noches! 
Me llamo Cristina, he vivido esta situación extraordinaria desde primera línea de fuego como enfermera de UCI y como infectada de Covid, convaleciente en mi domicilio, bastante fastidiada, sin gravedad y ya recuperada. La verdad que desde el principio he vivido esto con buen talante, ánimo y positivismo a pesar de la magnitud y preocupación del mismo. 
Desde el punto de vista de enfermera ha sido una carga asistencial y sobre todo emocional indescriptible, te vas dando cuenta cuando transcurre el tiempo. Nunca me he sentido heroína, sencillamente orgullosa aún más si cabe de ser enfermera, no recuerdo querer haber sido otra cosa en mi vida. Disfruto con ello y me hace feliz el simple hecho de ir a trabajar. Un privilegio y regalo de la vida.

Esta situación no solo nos ha expuesto a un riesgo importante para la salud que es indiscutible. Sino que Ha puesto a prueba las relaciones humanas en el trabajo, tensionadas hasta límites que nunca imagine. Siempre fuimos un grupo muy homogéneo entre todos los estamentos, pero lo siento y noto unas relaciones debilitadas dentro del equipo y eso me produce mucha pena, porque al final nos enfrentamos como grupo a una situación dura cada día. Esto será fruto del desgaste que todo esto produce, imagino que recuperable. También he de decir que desde el minuto uno hemos intentado darlo todo y trabajar en equipo. Creo que lo define muy bien decir que este tiempo todo es muy intenso, lo malo y lo bueno. Se vive magnificado pero creo que, a pesar de todo lo triste, nos quedamos con lo bueno. 
Siempre se han intentado humanizar las pérdidas, las estancias de los enfermos... etc... y no se ha escatimado en recursos. Saber que eres la conexión de los pacientes con el mundo, con la realidad, es una vivencia extraordinaria.
Soy de las que pienso que esto no nos convertirá en una sociedad diferente, tal vez más agradecidos a un gremio poco valorado muchas veces.
La gente cambiará de forma individual en función de su experiencia vivida y sufrida.
He visto que la gente que es generosa, compañera, empática, amable... en estos momentos lo ha sido aún más. Los egoístas, también lo han sido más... esto no cambia a uno. Uno cambia si quiere, no solo por las experiencias, sino por las conclusiones que saque de la adversidad.
Y un día me encontré enferma metida en mi cama, en mi habitación 15 días... y que tocaba, que me cuidaran, algo a lo que yo por personalidad, profesión... no estaba acostumbrada. Pero sí me encontraba francamente mal, me relajé y me dejé llevar, cuidar y mimar... durante el tiempo de aislamiento y recuperación. 
Contenta por estar bien, y sobre todo por todo el cariño recibido de compañeros, familia, amigos, vecinos.... es imprescindible, porque el amor es una medicina que cura y cura de verdad. 
Amor recibido, dado, compartido... lo demás, pues las medicinas los médicos y mi buena disposición... Aún me queda incorporarme y realmente no puedo ni sé como me afectará. A priori, yo voy con ánimo buen talante y alegría. Porque, aunque suene algo raro ahora, incluso en esta situación hostil yo he sacado algo bueno, muchas horas en una habitación sola dan para pensar mucho. 
Lo mejor el cariño de la gente, de verdad, de corazón. Solo deseo que sea cuál sea la situación que viváis, la llevéis lo mejor posible. 
Con cariño, paz y agradecimiento. 
Gracias. 

Cristina 

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